Reflexiones de un Profesor de Maestría (25)

Skyalert mandó un aviso hoy sobre el primer macro simulacro del año, el próximo 19 de abril. Sin importar que el aviso sea anunciado con algún efecto de sonido distinto o ninguno, es imposible evitar que cierta cantidad de adrenalina se dispare cuando se recibe una notificación de esta empresa. El aviso me hizo recordar la actual situación de la UPIICSA. No recuerdo si llegué a escribir de ello pero de cualquier modo vale la pena recordarlo, aunque muchas cosas han pasado y debo mencionar algunos elementos de contexto.

Este semestre no tuve alumnos inscritos en «Informática Forense», que es la materia que regularmente me toca impartir en los semestres de primavera. Es una materia opcional, por lo que no se inscriben muchos en ella. Además, la matrícula de la maestría ha decaído mucho. Ya desde antes de la pandemia estaba muy mal el asunto de hecho. Pero bueno, déjeme relatarles como es que se han dado las cosas.

Aprovechando la ausencia, la UPIICSA usó la situación para atender algunas cosas pospuestas, entre ellas cierta remodelación del edificio de posgrado. Una remodelación obligada pues los servicios escolares y áreas han crecido y en su momento, cada administración termina por acomodarlos en los espacios que encuentra. El edificio de posgrado fue por mucho tiempo dedicado a los cursos de posgrado y la investigación pero, con el tiempo, departamentos de atención a egresados, diplomados, cursos de idiomas, seminarios de titulación, el decanato, y algunos otros servicios escolares fueron siendo acomodados ahí. Finalmente, lo que menos representaba a la ocupación de los espacios en el edificio eran ya la investigación y los posgrados. Durante mucho tiempo hubo hacinamiento e incomodidad.

La remodelación del Edificio de Graduados ocurrió entonces una vez que las autoridades del IPN y la CDMX permitieron actividades presenciales. Las autoridades de la administración entonces hablaban de finalmente poder dar espacios funcionales para un adecuado desarrollo de labores. Quienes ya hemos laborado en el IPN por cierto tiempo, sabemos que este tipo de promesas y buenos deseos nunca llevan a nada bueno. Era imposible que agregaran espacio o que lo sacaran de la nada. La dichosa remodelación simplemente fue cambiar cancelería, plafones, luces y crear cubículos más pequeños haciéndolos lucir «bonitos».

Así, el primer intento de regreso a clases presenciales tras la pandemia fue aplazado para posgrado, pese a que el resto de la UPIICSA ya veía trabajar con un esquema híbrido. Había mucha presión de las autoridades para regresar a clases presenciales. Muchos nos preguntábamos el porqué de la prisa por regresar; así como muchos lo hicieron hablando de primarias y secundarias. Parecía más un asunto político o de apariencias que otra cosa. Máxime porque el profesorado de posgrado no es joven y cae dentro de grupos para quienes el COVID es más peligroso (inclusive el alumnado tampoco es muy joven que digamos). Afortunadamente, la remodelación del edificio no había concluido y Posgrado tuvo una excusa de peso señalando que no había condiciones laborales y escolares adecuadas para un regreso presencial y continuamos en línea. Claro que algunos profesores de posgrado, con carga académica en licenciatura y que tenías sus cubículos en posgrado se vieron obligados a ser incómodamente acomodados para tener un espacio, en el que incluso pudieran dar su clase de posgrado en línea si no alcanzaban a regresar a casa para ello.

La rehabilitación de las instalaciones de Posgrado no habían sido adecuadamente concluidas y la presión por regresar a clases presenciales aumentaba. Parecía como si las autoridades administrativas del IPN vieran al trabajo desde casa como algo nocivo. Pero, después de tanto tiempo en línea y habiéndose adecuado a sacar el mejor provecho de los recursos tecnológicos a lo que nos forzó la pandemia (algunos de nosotros ya con más tiempo desarrollando material didáctico digital), que como muchos señalaban ayudó con ese empujón que nos faltaba, ¿cómo regresar a un esquema educativo tradicional que a todas luces pintaba ya como arcaico? Ese regreso a clases presenciales fue muy efímero. Los nuevos cubículos estaban terminados pero el mobiliario ya no entraba en ellos. Algunos salones ya estaban abiertos pero ¿cómo dar clase cuando no había proyectores, monitores y ni internet? El primer día de clase, con el único alumno inscrito que tuve ese semestre, decidí regresar a clases en línea. Para lo cual no hubo problema, pues ni reloj checador había en el edificio y no podíamos usar los de otros edificios (afortunadamente quien sabe por qué).

Muy efímero fue ese regreso a clase, que además evidenció no sólo en la UPIICSA lo improvisado de todo el asunto, pues se presentaron muchas protestas tanto por parte de los estudiantes como de la planta docente por el mal estado de las instalaciones del IPN en general (y si a eso le sumamos que ambas partes ya no están tan dispuestas a obedecer ciegamente o soportar los abusos de una autoridad como podía esperarse en el pasado pre pandémico) y todo sumó para llevar a muchas escuelas a un paro y toma de las instalaciones. Para el caso del a UPIICSA, la cereza del pastel fue el sismo del 19 de septiembre del año pasado que dejó afectaciones de consideración en varios edificios para considerarlos de riesgo medio y al al edificio de posgrado con una advertencia de alto riesgo por daño estructural. Al final, la dirección en turno fue obligada a dimitir.

Un semestre ya ha pasado desde entonces. La UPIICSA continua en modo «damnificado» las autoridades insisten en un mayor esfuerzo para tener un regreso a clases presenciales, pese a que los espacios de trabajo en la UPIICSA se han visto muy reducidos. Las autoridades de la UPIICSA y del IPN hablan de prontas reparaciones (aunque a la fecha sólo se han hecho peritajes y las ya sabidas «resanaciones» estéticas más simples), pero para posgrado se habla que las reparaciones iniciarán hasta el próximo año.

No hace mucho, vía WhatsApp le di un recuento de esto a una amiga que laboraba en un CECyT. Con respecto a la situación del Edificio de Graduados sólo dijo «Uyyy…. eso ya no lo van a arreglar». Quizás no esté tan errada.

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