No es muy común pero ocasionalmente he hecho referencia a actividades profesionales como «bomberazos«. Es algo que desde inicio de este siglo se ha popularizado (me parece) en México (quizás desde antes pero es desde entonces que yo lo escucho), y estoy a punto de hacerlo nuevamente en otro post.

El Diccionario de Americanismos de la RAE, define al término como un sustantivo masculino propio de México, un
«asunto o situación espinosos que deben afrontarse y resolverse con una inminencia tal que no permite más que la aplicación de medidas apresuradas, improvisadas y de emergencia.»
A lo que sólo agregaría que éste término es particularmente enfocado a un «asunto o situación espinosos» (nótese el correcto uso del masculino, si usted es un lector feminista o promotor del «lenguaje incluyente») derivado de una ocurrencia, falta de planeación, descuido o incompetencia de alguien o algún área que obliga a otros u otras a actuar de la forma con la que termina la definición y que es algo que las «buenas prácticas«, libros y la formación de todo buen profesional indica no hacer y menos abrazar. Puede entenderse que el término deriva de las acciones asociada a apagar un incendio y que no permite planear, sólo actuar, a veces sin medir consecuencias.
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