Escribía hace poco de un problema detectado con un USB hub y el workaround correspondiente. Aún no sé si esto resuelve o proporciona pistas con respecto al problema que ya antes reportaba con el dongle de mis audífonos Logitech Wireless Zone, en dicha serie de entradas. Esto es todavía un punto por resolver.
Recientemente leí en alguna página web a alguien que mencionaba lo testaruda y renuente que ha sido Apple para agregar o introducir características que mejoraría la experiencia de sus usuarios. Cositas y detalles quizás, como el hecho de poder crear un archivo de texto desde cualquier punto con el Finder, como ocurre con Windows desde el Windows Explorer. Creo que algo similar ocurre con la aplicación de correo electrónico, Mail (el icono de esta aplicación en macOS 11 es muy simple; estaba mejor el de versiones anteriores).
Tengo ya varias entradas en este blog, relacionadas con los calendarios, clientes de correo electrónico y servicios o aplicaciones de productividad similares. En general estas aplicaciones, que encontramos hasta en celulares, tabletas, PDA, suites y plataformas SaaS, son las más importantes y ubicuas en términos de productividad. También de las más diversas.
Si recuerdo bien, empecé a usar el Outlook cuando entré a trabajar a Banamex, en 1997. Antes de ello usaba lectores de correo electrónico de terminal o basados en lectores de mensajes de BBS, esencialmente a nivel personal. Por aquéllas épocas el correo electrónico no era parte del obligado conjunto de herramientas laborales, a lo más era usado sólo de forma interna y, muy pomposamente, todo lo del «correo electrónico de Internet» (como le decían), estaba reservado para directores o gerentes.
Aplicaciones han venido y se han ido, y he probado varias de éstas. Ninguna me ha convencido de ser la mejor o perfecta. Algunas, como el Outlook, incluyen esos cuatro elementos básicos que son correo, calendario, notas y listas de actividades. Apple ha optado por mantener todas éstas en forma separada; cada una en una aplicación independiente, pero compartiendo datos. Dada la ubicuidad de Microsoft Office, uno tiende a adoptar al Outlook como standard de facto; como la herramienta de productividad personal y profesional. Creo que ello es natural y no hay de otra cuando la vida de uno gira alrededor de Microsoft, pero ello no le exime de encontrarse con ciertas incompatibilidades y problemas, y ello sin incluir cosas que no son de Microsoft.
Estas incompatibilidades que surgen con las actualizaciones del sistema operativo y productos de Microsoft, actualizaciones de servicios y productos de terceros, u protocolos o estándares que Microsoft en su arrogancia cree que puede cambiar o ignorar por «así convenir mejor al usuario» (aunque en realidad es a Microsoft misma) me ha hecho reflexionar varias cosas. El último problema que tuve fue el que una nueva versión del Outlook dejó de soportar cuentas de Apple. Así que preferí no luchar y mejor adopté el enfoque que Apple ha tomado. Volví con Mail como mi lector de correo y las ya mencionadas aplicaciones a su alrededor. Y muy a gusto desde entonces. Cuentas de correo de Apple, Exchange, Google y varios otros buzones POP o IMAP los he integrado en este lector de correo, y así también calendarios, notas, recordatorios con las respectivas aplicaciones ya incluidas en macOS.
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