
Título: «80 Aniversarius«
Compiladores: Andra Candia Gajá, Bernardo Fernández
Páginas: 352.
Edición: Primer edición digital.
Editorial: Grijalbo.
Género: Político.
Año: 2014.
Lenguaje: Español.
Formato: EPUB.
ISBN: 978-607-312-692-2.
Este es un libro sin costo que encontré en la librería digital de mi Kobo. Pensé era sólo de esta librería pero, en lo que buscaba la portada para ilustrar esta entrada, descubrí que no es así y me intrigó un poco más un asunto que desarrollo más adelante. Hay que mencionar que se habla de varias «entregas» de este libro, que supongo son ediciones.
All igual que en las semblanzas que se hacen a lo largo del libro, mi papá hablaba o hacía referencia a esta magna opus de Rius «los Supermachos«, pero nunca fui afín a estas ilustraciones. Ver o leer gente en condiciones de pobreza y quejarse de vivir así por fuerzas superiores a ellas y resignarse a ello, nunca fue algo con lo que yo comulgara. Yo siempre he visto y pensado que si uno se queja de algo es porque merece la penitencia. Aunque, quizás también porque estaba yo muy pequeño como para interesarme por la política y cuestiones sociales o quizás influenciado por los prejuicios maternos inculcados (que me llevaban a ver con cierto desprecio a Juan Calzónzin, que nunca me gustó por parecer un hombre-oruga, sucio y descalzo) hicieron que la obra de Rius nunca fuera de mi interés. Lo cierto es que nunca me interesó la política, siempre la vi (junto con el doblaje) como una actividad en la que terminaban los despojos de la vida académica y profesional. Aquellos que no eran capaces de competir y mantener un empleo, terminaban como políticos (o actores de doblaje). Si ahora estoy más activo en la crítica a los políticos es porque, a últimas fechas, el actual lote de despojos en el poder están pasándose de la raya y van a pasar décadas para corregir o restaurar el daño del obradorato (y eso pensando que los sexenios que sigan trabajarán para el bien del país).
Pero dejemos la política y pasemos a la obra. Me han llamado la atención varías cosas de esta compilación de alabanzas. Por ejemplo, leer la contribución de Ana Colchero, a quien sólo consideraba como una actriz poco trascendental, muestra que es algo más que una imagen bonita y su escrito ha resultado interesante. Más adelante, otras contribuciones han resultado interesantes también, pero conforme leía todas ellas y notaba la común alabanza de todas ellas: “Rius me permitió entender a Marx”, “con Rius entendí al socialismo”, “Rius me enseñó…”, en fin, creo que se entiende la tendencia y a dónde voy.
Debe haber algo muy torcido o una falla cultural tremenda en nuestra sociedad cuando leemos que intelectuales, comunicadores o influencers declaran que sólo hasta que leyeron a un monero fue que entendieron un tema importante en la definición de sus o nuestras vidas. “Tal vez, antes de criticar, deberías de leer una de estas obras,” dirán algunos pero no critico a la obra de Rius pues no la conozco, como ya he declarado en párrafos anteriores. Lo que critico son las confesiones hechas por gente con enorme influencia en nuestra sociedad. ¿Que pasaría si el presidente en turno presumiera (y ello fuera la razón de su elección) ser un gran economista y luego nos confesará que sólo entendió lo que Marx buscó compartir en “Das Kapital” cuando leyó un comic? Ven elproblema.
Claro, hay también entradas en esta compilación de alabanza muy banales, inútiles o pobres en redacción, como la de Jenaro Villamil o la de El Fisgón (aunque dice algo interesante: «para entender una época debe saberse de qué se reía la gente») y quien dice también “… ojalá hubiera más como él (Rius)” (y digo yo: “y menos como El Fisgón»); la de Paco Ignacio Taibo II quien dice que «…en un país de un bajo nivel cultural y con poco gusto por la lectura, transmitir una idea en el lenguaje de la gente común, de forma ‘hiper simple’, es importante» pero a lo que contesto que eso es sólo subeducar. Víctor Roura muestra el problema con Rius, lo que transmite parece más conocimiento anecdótico y adecuado para trivias. También están las que se exceden en la ridiculez, como la de Jesusa Rodríguez.
Junto con la de Ana Colchero, de las que vale la pena leer están las de José Manuel Rodríguez, “El Caníbal”, la de Raúl Cremoux donde señala que «Rius era un indicador del número de iletrados e iletrados funcionales en el país (México).”
En el epílogo del libro, citando las memorias del autor, éste comenta haber llegado a la conclusión (y de ahí implicar su retiro) «que este país ya no tiene remedio,” y tiene razón.