Inseguridades bancarias (5)

No hace mucho, me llegó un correo indicando que se había hecho un intento de entrega de una reposición de mi tarjeta de crédito pero que no encontraron a nadie en casa y se haría un segundo.

Sí, estaba consciente que mi tarjeta expiraría en poco más de dos meses pero me extrañó un poco pues BBVA casi siempre me ha hecho ir a las sucursales y obligado a interactuar con su personal para el reemplazo de casi todas las tarjetas que tengo con este banco. Me extrañó también, pues todo el día estuve en casa y no escuché el timbre o que tocaran. Pero ya sé que el personal de mensajería de las gasta de productivo y no hacen muchos de esos fallidos intentos de entrega.

En la entrada previa de esta serie de entradas, relaté como en un proceso de validación de identidad con este banco, debí recordar un domicilio de hace 10 años que BBVA tiene registrado en algún lugar, pese a que mis datos de localización actualizados aparecen en los registros a los que puedo acceder vía su app o vía web. Por lo que me preocupé por el aviso, no vaya a ser que la entreguen allá, quien sabe quién la reciba y me vayan a «golear» la cuenta y ya sabemos «lo seguro» que es este banco (sarcasmo). Así, lo primero fue llamar a la infame «Línea BBVA».

Era un fin de semana, un sábado por la tarde. A pesar de ello debí esperar uno o dos minutos en ser atendido, apechugar con el largo aviso de privacidad, para luego pasar el lento y aburrido menú del IVR hasta llegar a ser atendido por un asesor (un «especialista» como le gusta BBVA a su llamar a su personal). La señora que me atendió, con un ensayado y muy falso esquema de amabilidad, en el que te hablan como si fueras un puberto de prepa) parecía no entender qué quería: redirigir la entrega a una sucursal. Debí repetir dos veces la petición y corregirla cuando ella me quiso hacer saber el estado de la entrega (que según yo no venía al caso). Luego, creo que quería que esto lo hiciera desde la app de este banco pero la opción que indicaba no aparecía en la mía, así que me pidió indicarle el número de sucursal al cual quería redirigir la entrega, el cual no sabía, pero le di la calle, colonia y estado para que la ubicara. Costó trabajo pero al final, se logró y colgué.

No recuerdo el momento, pero después me entró la duda si esto sería por sistema o efectivamente era a solicitud de alguien, pues en algún momento en la app, vi las notificaciones de «como solicitaste, la renovación de tu tarjeta va en camino», «como pediste, se entregará en el domicilio que indicaste». Eso de hacer sonar demasiado personalizado un proceso que uno no inicia, mete «mala espina». Nuevamente llamé. La nueva «especialista» que contestó me confirmó que era algo por sistema dada la fecha de expiración de la tarjeta y me mostró como verificar mis datos en la app; un app que ha crecido tanto y la han tratado de hacer multifuncional que parece que un manual de usuario es insuficiente ya y mejor se requiere un curso de capacitación.

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