La entrada previa de esta serie de posts terminó con algo que para muchos seguramente será de «tintes políticos» pero, como señalaba entonces, he tenido la oportunidad de atestiguar situaciones que que en pleno siglo XXI ya no deberían ocurrir. Si bien la idea de la informática clínica puede sonar para muchos como algo que se imagina bienvenida y ser de rápida adopción (a fin de mejorar oportunidades de vida y la calidad de los servicios de salud), lo cierto es que las limitantes de adopción de nuevas tecnologías médicas en nuestro país enfrentan problemas mucho más complejos a solamente lo económico.
Me ha tocado presenciar como una prometedora tecnología y servicio para ofrecer algo menos invasivo y traumatizante como puede ser una mastografía, puede ser bloqueado por intereses comerciales de los propios médicos que podrían hacer uso de ésta para mejorar su práctica y la vida de las potenciales víctimas de cáncer de mama. Así también he visto al gremio radiológico de México recurrir la bandera de «farsa», «engaño» y «fraude» sin haber considerado los estudios científicos de soporte (es decir, sin revisarlo siquiera) sino sólo considerarla como algo que atentaba contra sus fuentes de ingreso.
Otro obstáculo es el creciente populismo que ha venido gestándose en latinoamérica que reorienta el interés público por abandonar el supuesto «lujo» asociado a todo aquello que es caro por lo barato «y tradicional» (especialmente en los servicios de salud proporcionados por el estado, que si de algo se distinguen los servicios estatales en el tercer mundo es por su austeridad y sencillez en algo que raya el anacronismo tecnológico). Desafortunadamente, la demagogia ve el avance tecnológico en las ciencias de la salud como algo clasista, neoliberal y que sólo sirve a intereses económicos. La política de estos regímenes aboga porque todo aquello sea puesto de inmediato al servicio de la población en general (principalmente las clases más pobres). Se promueve la imagen de que el estado debe ser quien provea estos servicios e incluso se bloquea a que la práctica privada tenga ventaja, so pretexto de que todos deben ser tratados igualmente y si no se puede costear que los más necesitados tengan alguna ventaja ( o al meos lo mismo) entonces nadie debe tenerla. Se impulsa a que el desarrollo científico y tecnológico que el estado patrocina cubra lo anterior y que no se privilegien intereses comerciales.
Desafortunadamente la frontera científica y tecnológica no está en manos estatales, pese a la capacidad que éste pueda tener para ello. Ni podría estarlo, es demasiado cara. Todo político sabe que si se va a invertir dinero, debe hacerse en algo que (beneficie o no) impacte a la mayor cantidad de votantes. La realidad es que la ciencia (espacialmente la aplicada) y tecnología siempre ha sido patrocinada por las grandes corporaciones o magnates industriales, quienes buscarán ver retribuida su inversión. Los estados que entienden esto se encargan sólo de preparar y regular un mercado que se regula a sí mismo bajo demanda y oferta, de la mima manera que un ecosistema se auto regula naturalmente por condiciones de equilibrio en el que el más apto sobrevive.
Para muchos lo anterior es algo inhumano (en el sentido que el humano debe ser capaz de crear algo mejor que un sistema en el que «los unos de comen a los otros»). Curiosamente, un estado, sistema o mundo en el que todos los problemas están solucionados, sus habitantes vivan en armonía y sólo se preocupen por estirar la mano para adquirir su sustento, sólo lleva al aletargamiento de las capacidades que precisamente nos hacen humanos y nos distinguen de otras especies de orden superior, estando muy por encima de ellas.
¿A qué me refiero con lo anterior? A que, pese a quien le pese, cada ser humano es diferente y nuestro «humanismo» nos debe llevar a que busquemos que los más afortunados participen y retornen a la sociedad algo de lo en demasía reciben y no podrán usar pero sin que ello implique que quiene no tienen la capacidad para hacerse de esos mismos beneficios se abandonen a la caridad y beneficencia. Ha sido una entrada larga en este blog y espero poder hacer ver mi posición. Nos debemos cuidar los unos a los otros, pues incluso los animales lo hacen pero incluso ellos mismos saben que no pueden cuidar y perpetrar a aquellos que como especie los debilita y degrada.
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