Llaveros(1)

En lo que a secretos se refiere, por mucho tiempo confié únicamente en mi memoria. Nada de anotar. Los papelitos se pierden; las libretas son leídas; los archivos se borran; cualquier otra cosa puede ser robada. Sí, claro, todo lo que se anota puede hacerse en forma codificada, pero hasta la mejor codificación puede ser quebrantada. Encriptar, ni pensarlo. Demasiado problema y la llave es algo más que recordar. Nada como la memoria propia. Segura dentro de uno y lejos de la vista de los demás. Los secretos únicamente se exponen al momento en que llegan a las manos para ser escritos o a la boca para ser pronunciados.

Hubo una época en la que llegué a tener quizás una veintena o más, de tuplas de usuarios y passwords memorizados para acceder a buzones, servicios en la web, servicios bancarios, abrir documentos, acceder a equipos y servicios en el trabajo,  acceder a equipos personales y alguna cosa más. Todo ello mezclado con algunos sórdidos secretos míos o que sé de alguien más, y aquello que debemos saber de cajón: direcciones, teléfonos propios, de familiares, extensiones telefónicas, cuentas y quién sabe cuanta cosa más nos obliga esta vida a tener en nuestras mentes y conservarlo como propio.

Todo ello funcionaba bien, pero la vida cotidiana y la profesional de un informático, lo llena a uno de más datos: parámetros de configuración, direcciones IP, URLes y más secretos de otros y propios. Poco a poco se nos va llenando la cabeza de datos y más datos. Y así llegó un día, por allá de 1996 ó 1997, en el que olvidé una contraseña. Mi mente se apanicó, y un extraño efecto en cascada que literalmente «batió» todos esos recuerdos de contraseñas se desencadenó. Al final no tuve mas que tragarme mi soberbia con ese sentimiento que viene cuando a uno le recuerdan el conocido refrán «más vale pálida tinta que brillante memoria.» A recuperar lo perdido y abonar a pérdidas lo olvidado.

Desde entonces he buscado una alternativa tecnológica de respaldo a mi memoria y he recurrido a varias opciones desde post-its virtuales, archivos, notas, o anotaciones en las libretas de contactos en la computadoras, hasta archivos, pequeñas bases de datos o anotaciones en agendas de PDAs, teléfonos o calculadoras.

A pesar de todo lo que las últimas dos décadas de crecimiento tecnológico nos han traído, a la fecha no he encontrado una alternativa tecnológica perfecta.

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2 comentarios en “Llaveros(1)

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