A pesar de las capacidades de las PDA y teléfonos celulares, así como de la ubicuidad que las computadoras personales han adquirido, las calculadoras de bolsillo siguen siendo un producto de gran demanda. De éstas, en estricto sentido las hay de tres tipos: sencillas, científicas y financieras, siendo de hecho el orden en que podemos hallarlas. A lo largo de la historia han habido muchas marcas y modelos. Conforme ha avanzado la tecnología se han vuelto más potentes, con mayor capacidad de duración de las baterías y más pequeñas.
Fuera de las calculadoras sencillas que suman, restan, multiplican, dividen, sacan raíz cuadrada y porcentaje, de las que hay una miríada de marcas y modelos, las calculadoras científicas tienen esencialmente tres representantes internacionales: HP, Cassio y Texas Instruments (en México, durante un tiempo estaban las Printaform). En lo que respecta a las calculadoras financieras, aunque no dudo que Cassio y Texas Instruments tengan sus modelos la verdad es que HP gobierna aquí.
Ayer asistí a una plática que el ILCE realizó en el CIC, en ésta se mencionó la enorme brecha que puede haber, ya no entre generaciones, sino entre los mismos miembros de una generación y por ende la forma en que cada individuo conceptualiza al mundo y aprende en éste. El comentario trajo a mi mente un breve debate que no hace mucho sostuve en Twitter sobre la aparente ineficacia de la enseñanza de las matemáticas actualmente.
Un debate que trajo a mi mente el debate educativo que vivió mi generación: el empleo de las calculadoras en la escuela.
En mi caso sólo se me permitió usar calculadora hasta la vocacional. Aunque en aquel entonces ya eran accesibles y comenzaban a popularizarse, las científicas de verdadera potencia eran aún caras. De las HP ni hablar, carísimas y muy poco común verlas. Las TI eran más comunes (la TI-58 y la TI-59 eran los caballos de batalla; conocidas y muy respetadas). ¿Las recuerdan? De pantalla roja, de pilas recargables. Consideradas en aquel entonces verdaderas computadoras portátiles.