BioBox no funciona

El proyecto Biobox está condenado al fracaso. Lo anterior no quiere decir que vaya a ocurrir mañana ni que vaya a ser algo estruendoso estruendoso. Simplemente desaparecerá, silenciosamente; otras iniciativas vendrán y desaparecerá silenciosamente. Fue anunciada con muchos bombos y platillos y lleva ya unos… ¿4 años?, sobreviviendo.

No escribo esto porque esté en contra de estas campañas. Lo digo sin mayor interés a favor o en contra. Lo escribo porque desde mi experiencia y perspectiva así me parece, que la idea en encomiable y buena pero en la práctica carece de empuje y veo más dificultades que resultados.

Sí, ya sé que muchos dirán que esto es necesario, nuestra responsabilidad humana para con el planeta y obligación civil, y muy argumentos más de esos que a los ecologistas les gusta echar mano rasgándose las vestiduras.

Pero, es un hecho que este tipo de iniciativas pegan con mucho entusiasmo por los intereses políticos detrás. Los gobiernos en turno los respaldan, a sabiendas del costo económico, porque van por el botín político que eles confiere poder anunciar acciones en favor de la comunidad, trabajo ecológico, iniciativas contra el cambio global y muy argumentos más de esos que a los políticos les gusta echar mano rasgándose las vestiduras al hacerlo. A nadie en ese entorno le gusta que los señalen como contrario a todo ello.

No voy a enumerar todos los puntos a favor de esta iniciativa. La web está plagada de artículos y videos que promueven la iniciativa y que llaman a participar y cerrar filas por una cultura del reciclaje y el rescate del medio ambiente. Lo que sí voy a enumerar los obstáculos que veo, llámenles fallas, áreas de oportunidad o errores.

  • El principal obstáculo que veo es el económico. Se trata de una iniciativa muy costosa, muy difícil de mantener en el largo plazo. Las máquinas recicladoras requieren mantenimiento, gente detrás de su operación y consumen servicios (electricidad, conexión a internet). Y como parte del rubro económico está lo que ellas dan: puntos. Un punto por envase (si la máquina funciona), contra dinero que puede obtenerse de centros de reciclaje que compran el PET (y lo llegan a comprar a buen precio) o el aluminio (y otros metales) de envases. Sus principales competidores.
  • Las máquinas han sido colocadas en lugares públicos lejos de lugares habitacionales, como parques o plazas. El punto aquí es, ¿quién va a caminar llevando su basura hasta esos lugares? Máxime cuando a nadie le gusta sacar su basura para recolección, todos le damos la vuelta a esa tarea. ¿Por qué no se colocaron frente a edificios o concentraciones habitacionales grandes? Tendrían mucho mejor posibilidad de participación.
  • No hay promoción de la iniciativa. Salvo algunos anuncios aquí o por allá o empresas que disque se suman a ésta (pero que en la práctica vemos que no, es decir, las máquinas de BioBox se limitan a los envases de PET), no hay mayor promoción ni de la iniciativa ni de las maquinitas. Y en este mismo sentido, hay mucha falta de información o ésta es equivocada o confusa sobre la operación o ubicación de las máquinas.

Así que, viendo fríamente costos (energía, dinero, tiempo, problemas) invertido en apoyar o participar en esto, contra los beneficios individuales (porque los comunitarios o globales están demasiado lejos como para verdaderamente considerarlos), difícilmente veo a la gente enganchándose lo suficiente como para que esto prospere.

Mi opinión.

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