Pleno siglo XXI y aún es un problema la configuración de idioma y teclado en nuestros equipos de cómputo; al menos no es plug-and-play para el 100 % de los casos. Uno debe irremediablemente meterse en la configuración regional, de lenguaje o teclado, y debe uno vivir con cierto mapeo mental sobre algunas teclas casi el 100 % de las veces.
Yo alguna vez preguntaba porqué todo esto no era tan simple como determinar entre 101 ó 102 teclas como lo hace el asistente de dispositivos Bluetooth de macOS para facilitar el layout de teclado a usar. Esto debería ser tan simple como el decidir entre usar comas o tabs, o el uso de CR o LF. Pero no, aún es un problema.
Hace más de una década escribí una entrada al respecto del lanzamiento de lo que posteriormente sería conocido como Kinect, que en ese momento no me parecía tan revolucionario pero que posteriormente sí llegué a revalorar y a apreciar el avance que significaba. Aunque, eso sí, todavía lejos del fino control que un teclado, ratón, trackball o trackpad permiten. Más o menos en ese mismo terreno está la interfaz que el iPhone trajo consigo, aunque los teclados virtuales que a partir de entonces se generaron para el iOS y el Android no tienen competencia con sus contrapartes físicas para la función que proveen.
A través de la serie de entradas «Teclados«, he descrito experiencias y la búsqueda de un teclado que incluyera la funcionalidad de un dispositivo apuntador, encontrando alguno pero con algún detalle, problema o malas reseñas. Una búsqueda que culminó con un trackball Ex G Pro de Elecom y el teclado Logitech G213. Tras cierto tiempo de uso, para el primero lo único malo que he encontrado es la existencia u posición de un botón bajo la pelota del trackball y un botón extra después del botón derecho (botones 6 y 7 como se identifican en el software de configuración del trackball); ya que estorban (se llegan a presionar sin querer al tratar de sujetar la unidad). Del teclado, y fue algo que inicialmente no lo consideré en un inicio problemático, es el layout americano que trae. No cuenta con tecla «ñ» y la disposición de teclas provoca que el remapeo a una distribución de español haga difícil (o desaparezca) ciertos caracteres.
De la experiencia con el trackball de Elecom, a resultado en una revalorización sobre los receptores USB (dongles) de 2.4 GHZ. La dualidad 2.4 GHz y Bluetooth ha resultado útil para intercambiar al vuelo entre dos equipos (uno con el dongle a otro con Bluetooth.
A últimas fechas, el cable USB del teclado me ha empezado a estorbar, que se suma al problema del layout. Así, he empezado a considerar el cambio por uno inalámbrico. La revalorización del dongle de 2.4 GHz, me ha hecho considerar que debe ser Logitech, pues la tecnología de unificación de dispositivos me permitiría tener que sólo gastar un puerto USB. Además de que el fabricante provee ya software propietario para poder controlar varios equipos compartiendo un teclado y dispositivo apuntador.
He estado considerando el G915 como posible reemplazo. Desafortunadamente, las reseñas sobre el G915 no son muy alentadoras sobre la calidad del producto. Todos concuerdan en la comodidad del teclado (para no tener que repetir la experiencia del Apple Wireless Keyboard) y advierten del layout en inglés (que para mi sí es un issue). No es un teclado barato.
A éstas alturas del siglo XXI, deberíamos contar con teclados como el Optimus Maximus, que desafortunadamente ya no se fabrica.
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