Empecé a escribir de las nubes de cómputo en este blog en 2013. Dos años después tomé un curso en Coursera al respecto (aunque más que nada enfocado a Hadoop, pero del que aprendí varias cosas adicionales). Ya para aquél entonces el término «fog computing» empezaba a sonar (pero, que pese a la descripción que se da hoy, me parece que no acaba por definirse del todo, pues el artículo de la Wikipedia lo señala como sinónimo de «Edge Computing«, mas me parece son cosas o que quizás debieran ser diferentes). «Edge Computing» es el término del que todos comienzan a hablar ahora.
El cómputo en la nube empieza a posicionarse como una solución para muchas cosas y es ya accesible no sólo para empresas pequeñas, sino era el individuo también. Dejando a un lado los posibles costos (lo que puede no ser ya una excusa realmente, pues por ejemplo AWS ofrece servicio gratuito limitado por un año a individuos), lo único que verdaderamente limita su utilización e impide su proliferación es el conocimiento de hacer uso de ésta. Y esto último no creo que tarde en cambiar. En cinco años ya no deberíamos poder reconocer (a como lo hacemos hoy), a las prácticas tecnológicas en torno a la informática y computación, de la misma forma que la Internet y la WWW las cambiaron, y de la misma forma que el modelo «cliente-servidor» también lo hizo. Cada uno de estos cambios fue mucho más amplio y significativo que el anterior. Por lo que en esa misma forma, el cambio a la nube deberá ser mucho más amplio y significativo que estos dos.