Hace tiempo escribí sobre la enorme dependencia que estamos generando sobre nuestros celulares (post, post). Esa dependencia se ha manifestado de dos formas: primero como un problema de salud pública pues cuenta con las características del uso y abuso de una substancia, dispositivo o actividad que genera dependencia, impacta productividad y afecta a la salud del usuario; y , en segundo término, en forma funcional, donde estamos concentrando muchas cosas en un dispositivo que de hecho es poco seguro (trae consigo un riesgo inherente muy alto).
La generación de mis hijos, me temo, está condenada a un retroceso cognitivo y tecnológico producto de lo que mi generación ha desarrollado (dispositivos móviles y redes sociales, principalmente como causa de los problema que trae esto). Estos dos desarrollos tecnológicos han alterado todo el proceso social que mi generación conoció y que fue la base del avance alcanzado.
Bien, ahora al problema del que es objeto este post. Se trata de un problema que BBVA ha puesto de manifiesto sobre la mesa, mas no es exclusivo de este banco. Pero, se trata de un problema que además demuestra la falta de planeación de este banco (o la insensibilidad para con sus clientes) y pone de manifiesto lo peligroso que es esta dependencia que estamos acrecentando y perpetuando.
Bien, resulta que BBVA actualizó sus aplicaciones. Ya había leído de cierta molestia de los clientes de este banco acerca del requisito de un registro biométrico (imagen facial) que el banco estaba solicitando (so pretexto de la seguridad). En mi caso, supongo por la versión de Android que mi celular tiene (versión 5), no había experimentado ningún problema o necesidad de registro biométrico. Pero estaba consciente de que ello llegaría a mi, tarde o temprano.
Primero, consideremos que en este pandémico y disruptivo 2020, nos encontramos ya con la versión 11 de este sistema operativo1. También es de entender que las empresas y desarrolladores busquen explotar lo nuevo que cada versión del sistema operativo incluye y la potencia de los nuevos smartphones2, 3.
Obviamente, esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿cuanto debería durar el soporte de versiones anteriores de Android? No es una pregunta sencilla de responder, pues no depende de una sola entidad, como podríamos pensar al respecto de quien crea este sistema operativo: Google (produciendo una nueva versión de Android cada año, en general). En la ecuación entran los fabricantes de chips, de celulares, desarrolladores de herramientas y de aplicaciones, así como de las empresas detrás de las aplicaciones. Pero, definitivamente Google y las empresas de hardware son quienes marcan el paso. El primero de acuerdo con la frecuencia de actualización y los segundos de acuerdo con sus planes de manufactura (aunque más me inclino a pensar que son estos últimos quienes tienen la primera palabra2) y que de facto establecen un periodo de tres años2.
El tiempo que después siga es más por la demanda y plataforma instalada (es decir, «el mercado» que por otra cosa). Google y los fabricantes de chips y celulares podrán producir nuevas versiones y modelos pero mientras los clientes de una empresa hagan uso de ciertos modelos de teléfonos y versiones del sistema operativo, la empresa se verá obligada a soportarlos. ¿O me equivoco?
Referencias
- JR Raphael, «Android versions: A living history from 1.0 to 11«, Computerworld, web. Published: 2020.09.11; consulted: 2020.10.28. URL: https://www.computerworld.com/article/3235946/android-versions-a-living-history-from-1-0-to-today.html.
- Hadlee Simons, «How long do chipmakers support their processors for Android updates?,» Android Authority, web. Published: 2020.07.06; visited: 2020.10.29. URL: https://www.androidauthority.com/android-processor-os-updates-1131184/.
- Molly McLaughlin, «Android Versions Guide: Everything You Need to Know,» Lifewire, web. Published: 2020.09.11; visited: 2020.10.29. URL: https://www.lifewire.com/android-versions-4173277.