Hace siete años escribía sobre el obscuro panorama que representaba votar por un desconocido. Ante el desastre que creíamos ver (porque considerábamos que podemos aspirar a cosas mejores), ese desconocido pasó como un buen presidente (pese a que no lo fue y sí disfrutó de la inercia que le dejaron en doce años para que no tuviera que esforzarse mucho) ante la desgracia del que hoy ostenta el puesto. Hace siete años también escribía cómo, por la impaciencia de la gente, se echaba al traste muchas cosas ganadas por un «muñeco de pastel de bodas».
Sin embargo, las advertencias venían desde hace más tiempo, hace siete años se escribía y señalaba sobre los riesgos que AMLO representaba. Hoy, desde hace siete meses, leemos como muchas cosas son desechadas como si fueran meros caprichos de anteriores presidentes. También, leo con frecuencia tweets en los que mucha gente se queja de lo que creen son celebraciones de muchos otros acerca de cada error que AMLO comete. Todos ellos cuestionan si lo que se busca es que a México le vaya mal tan sólo por demostrar que se tenía razón al respecto de AMLO. No dudo que haya gente que simplemente celebra que a otro le vaya mal para justificar su mísera existencia, pero la mayoría de los actuales reclamos es para hacer entender que las advertencias no debieron ser subestimadas.
Pese a lo que digan, creo que ya quedó demostrado el que teníamos razón con respecto a la amenaza que AMLO representaba. Los tweets que se citan no celebran que el personaje en cuestión se equivoque, pues a ninguno de los que aquí vivimos nos conviene que nuestro país incurra en problemas económicos, políticos y sociales (aunque, como ya he implicado, no niego que hay uno que otro despistado), pero si es un grito de «¡se los dijimos!»
Desafortunadamente la mayoría de la gente tiende a olvidar. La mayoría tiene una visión demasiado miope o de corto tiempo acerca de lo que debe ser un proyecto de nación y el futuro de ambos (proyecto y nación). La mayoría sólo vive al día y le importa solamente lo que puede conseguir en el corto plazo. Como ya he indicado, la mayoría de los tweet que supuestamente celebran los errores de AMLO son un recordatorio de un «se los dijimos, pero no hicieron caso». Un recordatorio de «ya desde hace tiempo que vimos que el sujeto no estaba bien.»
El problema ahora es que el error ya no se limita al sujeto, sino a todo un sistema. El ascenso al poder de AMLO no sólo trajo a un idiota al poder sino a todo un grupo de gente no apta para las responsabilidades contraídas. Podemos ver que hay una razón para ello: gente que había sido rechazada sistemáticamente y que se encontraba con un rencor por tratar de demostrar que su visión es la correcta (aunque ésta no estaba fundamentada en algo racional y actúan de forma visceral). Hoy, al verse con tanto poder, la embriaguez los ha llevado a acciones demenciales.