Varias veces en la semana pasada me topé con el término «the gods of DRY» o «the DRY gods» en textos relacionados con ingeniería de software. Por supuesto, el que se destacara en mayúsculas la palabra dry me hizo suponer que era algún tipo de juego de palabras. Obviamente es de esperarse que ello atraería mi atención.
Por supuesto lo primero era suponer la referencia a algún tipo de divinidad, pero parecía extraño el que hubiera una divinidad para algo como la «sequía» (puesto que el estado «seco» de algo parecía menos probable a ser adorado). Generalmente la concepción de una divinidad es para la lluvia, pues esta es la dadora de vida y su ausencia es la sequía; se pide que llueva pues es también el clima menos frecuente y cuando llueve hay agua y bla, bla, bla.
Tras «guglear» un poco supe que el término «dioses de la sequía» no aplicaba. Sin embargo, Google insistía en que buscara «dry goods». Los «productos secos» son, en términos históricos, aquello que describe el tipo de línea de productos que lleva una tienda. El término proviene del comercio textil, y las tiendas parecen haberse extendido con el comercio mercantil a través de los territorios coloniales británicos como un medio para llevar suministros y productos manufacturados a asentamientos y granjas remotas que se estaban extendiendo por sus colonias.
A partir de mediados de la década de 1700, estas tiendas comenzaron vendiendo suministros y productos textiles a comunidades remotas, y muchos personalizaron los productos que llevaban a las necesidades del área. Esta continuó siendo la tendencia hasta principios del siglo XX1. Con el aumento de las tiendas departamentales y las ventas por catálogo, comenzó la disminución de las tiendas de productos secos, y el término ha caído en gran medida fuera de uso.
En los países de la Commonwealth, los productos secos son comúnmente asociados a los alimentos secos (conservas) que tienen una vida útil de hasta años. Están «secos» porque no se almacenan en un antimicótico conservante; o, líquido antibacteriano, que moja completamente su superficie y su superficie interior.
Con referencia a los días de pre-refrigeración de principios del siglo XX. Dichos alimentos pueden transportarse y almacenarse sin peligro inmediato de descomposición y sin el peso extra inherente y la fragilidad de los recipientes de vidrio o cerámica impermeables. Frijoles secos, harinas, granos enteros y avena arrollada son ejemplos.
«¿Y esto qué tiene que ver con la ingeniería de software?» seguramente se preguntarán. Bueno, el asunto tiene su origen de las iniciales DRY, Don’t Repeat Yourself. Se trata de una buena práctica (¿o será principio?) de la que se parte para encapsular código y reusarlo en forma de rutinas (procedimientos, funciones, métodos). Hacer algún retruécano al DRY, eufemísticamente hablando de no molestar a los «dioses de la sequia» es hablar de no molestar a los puristas de la ingeniería de software que sigue principios y buenas prácticas de forma obsesiva, o al menos insistente.
¿Quedó claro?
Referencias
- Eduardo René Rodríguez Avila, «Comercio Electrónico I. Nacimiento y Desarrollo,» UPIICSA. Tecnología, Ciencia y Cultura; México, Año XI, Vol. IV, No. 31, Nueva época; enero-abril 2003, pp. 2-7. URL: https://www.researchgate.net/publication/266968004_Comercio_Electronico_I_Nacimiento_y_Desarrollo.