«Consúmase antes del 1ero de julio«, decía la fecha de caducidad de una bolsa de «Medias Noches» Bimbo que compré hace un par de semanas (ya consumidas, por lo que la fecha de caducidad ya no es un problema). Pero, leer este dato me causó algo de gracia, pensando en lo del próximo domingo 1ero de julio.
Igual que la bolsa de «Medias Noches», pensaba, debería haber una bolsa de información que uno debería consumir antes de las elecciones. No para saber por quien votar sino para saber lo que hay que saber para poder emitir una decisión acertada. Para evitar dejarse llevar por las campañas, ataques y descréditos que sólo se escuchan, ven y leen en estas épocas.
Lo mejor, y único bueno, que he visto de esta época es el video de la iniciativa «El Día Después» que resume muy bien lo que se pasa por alto pensando en que tal o cual candidato es la respuesta. Difícilmente una sola persona será la respuesta. Y esa posibilidad disminuye conforme esa persona se mezcla más en la política, pues para sobresalir en esta, debe adoptar los usos y costumbre que en ella se usan, los cuales distan de ser enteramente éticos y justos.
Como señala el mencionado video, después de las elecciones, después del cambio de gobierno, todos seguiremos con nuestras mismas responsabilidades. De haber un cambio, este se dará hasta después de varios años, con suerte para empezar a apreciar algo de lo que podría ser antes de que un nuevo gobierno llegue con otra visión. Tratar de lograr que el cambio se dé más rápido es apostar a un proceso agresivo que causará molestia y cuyos beneficios difícilmente son apreciados pues lo primero que se nota es la pérdida de lo que ya se tiene, sea bueno o malo. Nuestra naturaleza nos obliga a un cierto nivel de seguridad, que generalmente se alcanza con la certidumbre de lo que conocemos, sea algo bueno o malo, pero conocido al fin. No de en balde existe el refrán «más vale bueno conocido, que malo por conocer». La incertidumbre nos molesta, nos da miedo, porque nos obliga a pensar en múltiples escenarios y consecuencias que conforme crecen nos abruman por cantidad o desconocimiento de lo que pasará.
Nuestro actual sistema político y social ya está viciado. Se ha corrompido y transformado en mucho de lo que inicialmente buscaba evitar. Resulta difícil imaginar que aquel que tiene a su cargo una «Secretaría de Movilidad» pueda realmente buscar por soluciones creativas y entender los problemas del transporte público cuando se le paga (supongo que inicialmente para evitar que por culpa de un salario bajo, sea tentado a caer en corruptelas para hacerse de mayores ingresos) tan bien que puede costearse sin problemas un auto que le evite «sufrir desplazarse en transporte público» pero que además se le da un auto y chofer con cargo al erario.
No es que alguien no pueda dar soluciones a problemas que no vive diariamente o en ese momento, ni que necesariamente alguien que nunca los ha padecido no pueda opinar sobre una posible solución a problemas que le son descritos, ni que no pueda apoyarse en el criterio e ideas de expertos. Pero muy diferente es el tratar de hallar una solución a un problema que se vive día con día, y otro dar una solución a un problema que se le platica. Yo siempre he dicho que no puede administrarse lo que se desconoce.
Así, el cambio difícilmente vendrá desde adentro del mismo sistema. Un verdadero cambio debe venir de una alternativa y concepción distinta. Puede darse en forma radical (como ocurre tras una revolución) pero se puede más en ese proceso de lo que se gana y puede llevarnos caer en aquello de lo que se escapa. Un cambio razonado y gradual es mucho mejor pero debe ser según las reglas que nos hemos impuesto. Las candidaturas independientes pueden ser una de estas soluciones pero deben ser impulsadas para que sean miembros de la sociedad y no políticos quienes sean los candidatos, y hacer que los cargos públicos sean representaciones y no profesiones.