La corrupción es un tema de moda… bueno, de hecho es un tema que ha estado de moda desde que era chico. Y, seguramente, ya estaba de moda desde antes.
Yo recuerdo muy bien desde que estaba en la primaria (creo que fue con Echeverría como presidente, o quizás empezaba el JoLoPo) que el slogan de un sexenio, que decía «la solución somos todos», lo habían satirizado como «la corrupción somos todos». Desde aquel entonces y regularmente, México aparece o es visto con o en una posición sobresaliente en las listas de países que se sabe (y no sólo se perciben) como corruptos1.
El tema es complejo y no hay ni una descripción simple como tampoco una respuesta o solución concreta. Para mi nace de nuestra cultura misma. No porque somos corruptos por naturaleza sino porque tenemos una cultura que no valora o no posee una tradición de en la que el honor (ver post) tenga una posición preponderante. Lo segundo no implica lo primero aunque puede que lo primero si implique lo segundo.
Por «valorar el honor» me refiero a algo que queda muy bien ejemplificado por la cultura japonesa. Cultura en donde se hacen las cosas o se actúa «bien» porque así debe hacerse y quien no lo hace cae en descrédito, siendo ese su mayor castigo. Algunas culturas nórdicas también exhiben este concepto.
Hace seis años, inicié el borrador de este post. Recolectando algunos URL de notas publicadas en el Excelsior u otros medios, pero no tardaba algo en salir que me hiciera posponer su publicación. Al final, el material se ha ido juntando y, como veo, seguirá saliendo y saliendo, pues puede ser algo ya interminable para nuestra generación. Ponerle fin, para quienes la mantenemos activa, es algo ya imposible, pese a lo mucho que la detestemos y denunciemos. Estamos ya inmersos en ella, hemos vivido con ella y construido a su alrededor que nos resulta difícil. Es hora de pasarle la estafeta a una nueva generación.
Con esto último no quiero decir que nos olvidemos del problema y dejemos que sean nuestro hijos quienes acaben lo que, si bien no iniciamos, si hemos perpetrado. Lo que quiero decir es que para ponerle un fin, necesitamos ya a alguien que no esté tan maleado como nosotros. Lo único que podemos hacer ya es iniciar a construir lo que otros terminarán, pero debemos darles las herramientas para ello y la infraestructura para lograrlo.
Referencias
- «México está entre los más corruptos«, Excelsior, sección Dinero, página 3, Ciudad de México, 2011.03.11. URL: http://excelsior.com.mx/periodico/flip-dinero/03-11-2011/portada.pdf.