De doblajes, traducciones y la preservación del lenguaje (7)

Tengo un par de series de entradas en este blog (junto con muchas otras entradas más sueltas por ahí) en las que he desahogado varias quejas y frustraciones al respecto de varios trabajos de conversión entre lenguajes (entiéndase «traducciones») supuestamente «profesionales». Inició tras darme cuenta de los pésimos trabajos de subtitulaje, doblaje (particularmente por éste) y traducciones de material escrito con los que uno se va encontrando, más el conocimiento que uno va adquiriendo de aquellos lenguajes adicionales a su lengua materna. Uno no necesariamente debe saber o dominar el lenguaje original de la obra, basta tratar de entender lo que el traductor puso para darse cuenta que hay algo mal. Hay trabajos buenos, sin duda, pero parece que esos son cada vez más escasos.

En algún momento me olvidé de esa serie inicial y traté de continuar (o re abordar) el tema con otra visión y razones en otra serie de entradas que, creo, cumplió su propósito. Posteriormente, esa segunda serie ya no pareció adecuada para ser continuada y proseguí con la inicial.

Desde esa continuación, más cosas han surgido. Diversos eventos han acontecido y los borradores se han acumulado. Ha llegado el momento de darles salida y creo que lo relacionado a los doblajes de mala calidad ya ha quedado más que establecido, creo que más que por la demanda de trabajo es por la excesiva oferta barata que este ramo ha venido a menos. Así que paso con el tema de las «malas traducciones».

Estrictamente hablando, éstas llevan más tiempo entre nosotros que los malos doblajes y han causado también más daño. En este punto quizás uno pueda preguntarse si los malos doblajes no también habrán causado algún daño. Personalmente no creo que estén libres de culpa. Pero, a diferencia con las traducciones (que las vemos netamente enfocadas al material escrito), los doblajes y subtitulajes (si bien en ellos puede haber obras importantes) son principalmente dedicados en la industria del entretenimiento y no dependen actividades vitales de ellas. Vemos, disfrutamos (si es que se puede) y olvidamos.

La traducción de materiales escritos, especialmente aquellos destinados a las artes, ciencias, política e, inclusive, la vida diaria tiene mayor repercusiones pues no son sobre algo en lo que uno pasará su tiempo libre para luego olvidarlo; se trata de instrucciones, ideas o mensajes con destinatario que implican acciones que si afectan nuestras vidas1-4. Por esas malas traducciones un político, estadista o influyente puede recibir un mensaje o instrucciones equivocadas y conducir equivocadamente a sus seguidores. Un mensaje equivocado puede entorpecer los esfuerzos o desarrollo de ideas. En el escenario menos dañino, una mala traducción puede llevar a adoptar una palabra equivocada, arraigarse en el lenguaje y llevar luego a otras barbaridades.

Referencias

  1. «Errores sorprendentes de traducción que han marcado nuestra cultura«, elespanol.com, web. Publicado 2017.07.30; visitado: 2023.06.28. URL: https://www.elespanol.com/social/20170727/234476969_0.html.
  2. Fiona Macdonald, «Los peores errores de traducción de la historia«, bbc.com, web. Publicado, 2015.03.10; visitado: 2023.06.28. URL: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/03/150207_vert_cult_peores_errores_traduccion_yv.
  3. Delia Rodríguez, «Las mejores peores traducciones entre el español y el inglés (fotos)huffingtonpost.es, web. Publicado: 2013.02.28; visitado: 2023.06.29. URL: https://www.huffingtonpost.es/2013/02/28/las-mejores-peores-traduc_n_2780202.html.
  4. Miguel Ayuso, «Los siete errores de traducción que cambiaron la historia«, elconfidencial.com, web. Actualizado: 2016.05.07; visitado: 2023.06.28. URL: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-03-11/los-siete-mayores-errores-de-traduccion-de-la-historia_726193/.

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