Reflexiones de un profesor de maestría (19)

En línea con esta serie de reflexiones, especialmente con la de la última entrada sobre el valor y la importancia de la realización de la tesis, ahora destinaré algunas líneas a defender el valor del grado académico de los estudios de posgrado.

Sin menospreciar a los profesores de tiempo completo, quienes somos profesores de tiempo parcial o de asignatura, usualmente solemos desempeñarnos en alguna otra actividad profesional (idealmente del área sobre la que impartimos clase). Habrá algunos que impartirán cátedra en otras escuelas (en el mismo o algún otro nivel) o realizando labores administrativas en alguna de estas instituciones educativas. Es al respecto de los profesores de tiempo completo o para aquellos que no salen del entorno educativo, para quienes aplica esta reflexión. Quienes nos hemos o debemos desempeñarnos en el marcado laboral profesional, considero, estamos plenamente conscientes del poco valor (y casi desprecio) que la iniciativa privada, confiere a los grados académicos en México. Las razones pueden ser muchas y no profundizaré en ellas en esta entrada.

Actualmente, salvo ciertas disciplinas como la inteligencia artificial y la ciencia de datos, es muy raro ver dentro de los requisitos para un empleo en informática, computación y telecomunicaciones en el mercado nacional, el que se solicite que el candidato cuente con una maestría o doctorado. En su lugar, dentro de las calificaciones académicas de un profesional, más allá de su licenciamiento universitario, es muy solicitada y valorada su experiencia en puestos similares, en la utilización de algún tipo de tecnología, uso de productos muy específicos, así como certificaciones en actividades, roles, herramientas o metodologías.

En general, la visión que se otorga para un grado académico de maestría o doctorado en el mercado profesional mexicano, es de una madurez para desempeñar labores administrativas gerenciales o directivas, y no de especialización o investigación.

En México (como en muchos otros países) la responsabilidad de un cargo administrativo va usualmente a la par de un nivel salarial creciente. No es muy común en donde un alto nivel de especialización y conocimientos sea valorado para ser remunerado de forma superior a la de un cargo administrativo (aunque hay lugares o empresas donde no es así, y ocasionalmente sabemos de historías donde se nos platica que los gerentes y directores de organización no son vistos como los elementos clave de la empresa— quiénes hacen realmente el trabajo — y así son remunerados).

No hace mucho se hizo una solicitud al Cuerpo Académico de la Maestría en Informática de la UPIICSA para que un profesor de licenciatura fuera incorporado para dar clases en el programa. Aunque su grado académico era sólo de licenciatura, en su currículum incluía certificaciones de varias asociaciones dedicadas a la seguridad informática, y sobra decir que profesionalmente se desempeñaba como director de alguna empresa dedicada a ello. Varios miembros del cuerpo académico señalaron su interés y se mostraron a favor de su incorporación. Yo mismo consideré en ese momento que su incorporación sería de gran valor, pues incluso estoy seguro podría enseñar a los alumnos cosas en el tema de la seguridad informática (que yo llego a impartir) sobre las que no tengo práctica o desconozco. Pero, se señaló que por reglamento esto no era posible. No hace mucho (precisamente poco después de que yo inicié el doctorado) en el IPN se impulsó un cambio en el reglamento de posgrado en el que se indicaba que los profesores de unidades de posgrado y centros de investigación deberían de contar con grado doctoral (a diferencia del anterior reglamento que indicaba que debía ser del mismo nivel de la cátedra que se impartiría o superior). Algunos sugirieron consultar con la SIP cómo podría obtenerse una dispensa o lograr una equivalencia de maestría con las certificaciones presentadas.

Sin embargo, tras pensar un poco en el asunto y conforme a lo que he escrito arriba, me pregunto qué tal apropiado resultaría esto. Una certificación posee una expiración (y más las que son más apreciadas en el mercado laboral) y hay una razón práctica para ello, pues la tecnología se renueva continuamente. En contraste, un grado académico no pues no está basado en una tecnología o producto sobre el que se da licencia sino en una disciplina y cuerpo de conocimientos para los que el grado avala su conocimiento. Mientras más reflexionaba en el asunto y más me preguntaba sobre cuál sería realmente el mensaje sí (con o sin dispensa) se admitiera un profesor con un grado académico menor, más me convencía de que sería un error. Estaríamos validando lo que la industria hace en el mercado laboral. No sólo estaríamos diluyendo el grado de nuestros futuros egresados sino también el de los profesores.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.