De ciencia y «zoociedad»

El CONACyT, hasta donde es de mi conocimiento y mi perspectiva (y creo que en este sexenio es aún mayor), se empeña en considerar la actividad científica como algo que sólo es privativo del Estado y que que además no es prioritario ante programas sociales (muchos de ellos manchados con discursos demagógicos o sesgados por agendas políticas que lucen caprichosamente desdeñosas para el quehacer científico). El obscuro capítulo por el que el CONACyT está pasando no mejorará pronto y el futuro se ve más sombrío, al grado que recientemente muchos científicos y académicos se ha visto forzados a reforzar sus agrupaciones sindicales a fin de proteger sus fuentes de empleo y actividad.

Para el gobierno en turno, los académicos y científicos han sido consentidos y privilegiados por gobiernos anteriores, que han tirado en ellos mucho dinero que ha servido para mantenerles un estilo de vida más que investigación que haya entregado resultados que puedan ser usados por la gente común a fin de mejorar su vida. Pero la ciencia no es eso (me refiero a su objetivo primario y básico), el quehacer de la ciencia es la búsqueda de la verdad (la validación del conocimiento). Si el conocimiento adquirido puede ser usado para mejorar nuestra expectativa de vida, incrementar nuestro bienestar o aniquilarnos eso es responsabilidad de la sociedad en conjunto. La ciencia es una herramienta, la sociedad la mano que la usa. En palabras simples, un martillo puede ser usado para construir algo o matar a alguien. Si la ciencia se usa para fines nefastos es porque la sociedad que lo permite es nefasta (débil o corrupta). La respuesta no está en prohibir o inhibir al quehacer científico sino en hacer fuerte a la sociedad dándole conocimiento y permitiendo que más individuos preparados de ésta participen en sus decisiones. El mundo es ya demasiado complejo para regresar a una visión en la que un sólo hombre justo vele por el bien común. No hay persona con tal capacidad, como tampoco hay persona con tal honestidad.

Previamente a este periodo de obscuridad, el CONACyT (y hasta donde es de mi conocimiento) magramente apoyaba el desarrollo científico y tecnológico en la iniciativa privada (y digo magramente porque nuestro país es consumidor y maquilador tecnológico pero no un productor y mucho menos un innovador; que no con ello digo que no exista sino que es tan poco que en el panorama mundial poco pinta). La verdad no sé que tanto el SNI (Sistema Nacional de Investigadores) incluía personal de instituciones privadas o de la iniciativa privada (y según yo, en algún momento, me parece haber visto en algún listado nombre de algunas personas como adscritas a compañías comerciales pero no podría asegurarlo y tampoco me importa investigarlo). Sí recuerdo que como requisito para ser parte de éste, se requiere ser académico de tiempo completo (y carrera) en una institución de educación o investigación (que de ser privadas , requieren tener un convenio con el dichoso CONACyT). Además, es requisito no tener otra actividad remunerada1.

Haciendo a un lado este periodo obscurantista del CONACyT, ya teníamos problemas con la discrecionalidad y visión de sus apoyos. Para citar un caso específico: el Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC). Para que un alumno pueda obtener becas del CONACyT, el programa de estudios debía estar avalado por éste (lo que es entendible y de hecho suena bien). Pero, para poder avalar el programa, éste debe ser evaluado por el respectivo comité, conformado esencialmente por personal del CONCyT y académicos de tiempo completo. La evaluación, esencialmente, comprende una valoración del programa de estudio y la eficacia de este (validez y eficiencia terminal)2.

Adicionalmente, para el CONACyT los planes de estudios que lleven en su nombre algo como «ciencias» o «científico» requieren que los alumnos sean de tiempo completo y se espera formen científicos (que al parecer sólo se concibe tendrán cabida en el sector académico educativo o de investigación). Esto es el verdadero meollo del asunto. El actual CONACyT no concibe que de la iniciativa privada pueda surgir algo que beneficie a la sociedad o al país y cualquier beneficio monetario como producto de ésta como algo detestable y corrupto. Sin que resulte sorprendente, pues sólo se está siguiendo la misma corriente de las personas que se han apoderado de la administración federal, la ciencia y tecnología de las empresas y de cualquier institución académica vinculada con ellas, se llega a calificar esto como «neoliberal» (etiquetándola implícitamente como corrompida).

Referencias

  1. «Reglamento del Sistema Nacional de Investigadores«, Cámara de Diputados, sitio web. Última actualización: 2000.06.21; visitado: 2021.12.03. URL: http://www.diputados.gob.mx/comisiones/cienytec%20-%20Copia/regsni.htm.
  2. «Programa Nacional de Posgrados de Calidad«, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), web. Visitado: 2021.12.03. URL: https://conacyt.mx/becas_posgrados/programa-nacional-de-posgrados-de-calidad/.

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