Dolce Gusto optó por una maniobra de justificación que ya esperaba

y la verdad se tardaron en dármela, pues esto ya me los habían dado como explicación del porqué el pedido podía no ser atendido el mismo día, además de algunas otras restricciones o condiciones:

Pero, más que escudarse en la letra chiquita, esto es actuar con dolo, pues si ha sabiendas que algo puede no cumplirse, ¿por qué ofrecerlo? Vamos, si sabes que tu banco, o el proveedor de transacciones en línea se tarda todo o un día, o difícilmente procesará una transacción en un tiempo que a ti como vendedor te permita cumplir con una promesa de venta, tu sabes de antemano que lo que publicitas no es cierto. Aun cuando sabes que, por ejemplo, sólo el 10% de los pedidos para se entregados como anunciaste llegarán a cumplir las condiciones y a pasar por todo el proceso, ¿es honesto anunciarlo como una generalidad? ¿Qué porcentaje se necesita no cumplirse para admitir que un proceso no funciona y una promesa de venta no se cumplirá? ¿Es honesto establecer todas estas condiciones, «asegunes» y eventos cósmicos que deben converger en un momento para ampararse con un «yo avisé», «te lo dije» o «es bajo responsabilidad del consumidor aceptar las condiciones»? Para mi no, es actuar con dolo y fraudulentamente.
Hay países en donde su cultura los obliga a honrar la verdad, el respeto y el trato honorable en sus actividades diarias, incluyendo aquellas en donde podría haber un contrato que no necesariamente contemple todas las posibilidades y se presenten contradicciones, pero en tales situaciones se honra lo que es correcto. Aquí tenemos un caso donde no es así.