Reflexiones de un profesor de maestría (6)

Al respecto del post de ayer, ciertamente, en el artículo que cito1 las calificaciones sólo son un punto. La mayor parte del texto versa sobre los grados y títulos y para los que el autor de éste señala su eliminación por una poca utilidad práctica. Éste indica que lo que cuenta es finalmente el ejercicio de la profesión y el fogueo en la vida real. El autor tiene un punto al decir que para efectos prácticos, la garantía o certificación que un título provee es poca.

Yo creo que poca gente considerará esto como algo viable, pues si así, con todo lo que se pide para graduarse y ejercer en ciertas profesiones, no soplamos con fraudes y gente mediocre o inepta, imáginense si de repente para poder ostentarse como médico o ingeniero simplemente bastara mostrar una constancia de haber llevado un curso o haber asistido a una escuela, o simplemente decir que uno lo es.

El autor obtiene la atención de su argumentación al escribir:

Una profesión se aprende —como todo en este mundo, desde jugar pin-pong, manejar un trailer, extirpar el bazo o integrar una ecuación diferencial— de una sola manera: practicándola.

Sin embargo, creo que el autor del texto se equivoca al escribir que a uno no le importa el título de cualquier profesional que uno requiera y se inclina más por las opiniones sobre ésta y prestigio de la persona. En el caso de un doctor, creo que estaremos todos de acuerdo, damos por hecho que la persona recomendada o referida «debe ser médico». Damos por sentado que se graduó y tituló apropiadamente para ejercer. Ahí  pecamos de confiados, pero no creo que sea distinto a otros países o culturas. Como en todas, hallaremos farsantes y fraudes.

Con un mecánico automotriz es diferente. Ahí sí, no nos importa su título (que de hecho creo que la mayoría considerará que un «ingeniero» está sobre calificado para trabajar en «talachas»), nos interesa que se haga bien el trabajo (y barato).

Finalmente, el autor no provee mayor sustento a una alternativa. Solo habla de quitar calificaciones y títulos a fin de dejar todo a un proceso de «selección social» (como la selección natural que garantiza la supervivencia del más apto) y de oferta y demanda. Dejar todo a la autorregulación del sistema.

Tratando de llenar esa omisión, ¿cuál sería la alternativa si no habrá más títulos y calificaciones? En lo que respecta a las calificaciones, como señalaba en el  post previo, se requiere al menos algo que nos diga si el estudiante aprendió o no, así, al menos un criterio binario de aprobación reprobación debe haber.

Si miramos los títulos y grados fríamente veremos que, al final, son la materialización de este criterio binario. Quien lo tiene, aprobó; quien no, no se lo ha ganado. Y, siendo ese criterio mínimo, veremos que no, no hay substituto.

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Referencias

  1. Marcelino Perello, «Papel Mojado«, Excelsior, web. Publicado: 2015.07.29; revisado: 2018.01.20. URL: http://www.excelsior.com.mx/opinion/marcelino-perello/2015/07/29/1037232

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