A day in the life

Yesterday all my troubles seemed so far away.
Now it looks as though they’re here to stay.
Oh, I believe in yesterday.

— «Yesterday», The Beatles.

Ayer. Ayer fue uno de esos días complicados. Empezando con el servicio de Telcel para contratar paquetes de datos por SMS, a través del 5050. Desde el martes reporté que este servicio no estaba respondiendo. Como es costumbre con la gente de Telcel, después de varias horas estos responden solicitando nombre completo del titular de la línea, número de celular a 10 dígitos, correo electrónico y clave de Twitter (aunque es precisamente mediante este servicio que suelo reportar estos problemas preguntan por la clave de Twitter).

Generalmente estos problemas están del lado del proveedor pero éste insiste en pedir datos personales para proceder con la revisión de la línea, partiendo de la suposición que el cliente es un imbécil y no sabe lo que hace. Como he mencionado esto lo reporté desde el martes en la mañana y, como señalo, Telcel pidió los datos indicados algunas horas después ya casi al terminar el día. Seguramente cuando alguno de los «godínez» a cargo del canal en Twitter se dignaron revisar mi caso.

El CAT de Banamex

Un poco más avanzada la mañana decidí atender un pendiente que salió desde el lunes. Resulta que mi token para acceder a los servicios digitales de BBVA Bancomer empezó a marcar «Pila baja».

Token de BBVA Bancomer

Como ya he escrito de experiencias similares con Banamex, había venido procrastinando el asunto pensando en las molestias y problemas que vendrían.

Dos cosas me preocupaban: 1) Los problemas derivados de la renovación del token en sí (ver la experiencia con Banamex), y 2) el posible cobro de comisión que me iban a tratar de cobrar (un alumno que trabaja en Bancomer, a quien contacté por esto, me decía que había una comisión de $200.00, que muchos después pelean y logran bonificar; por lo que ya me iba haciendo a la idea de luchar al respecto).

El ejecutivo de la sucursal a la que acudí me indicó que efectivamente había una comisón de $199.00 por reposición del token, debido a que el banco estaba trasladando la funcionalidad de estos dispositivos a una aplicación de smartphone. En un principio no me gustó la idea, pero considerando la comisión y el evitar la dependencia de este dispositivo (en realidad «trasladándola»; algo para otro post), me resigné.

Devuelta a mi escritorio en el laboratorio del CIC, pensando en que debía descargar la app de Bancomer, ocurrió que mi mochila cayó sobre el cable HDMI de uno de los monitores de la

wintel que tengo. El jalón fue demasiado para el conector y se rompió.

Conector desprendido de un cable HDMI

Costó $69.00 reemplazarlo por uno de 30 cms. que compré en el Wal*Mart que está a un lado del campus.

Reemplazado al cable y ya adentrado en la revisión de unos procesos de adquisición de datos en los que estoy trabajando caí en cuenta que era necesario ajustarlos para cambiar el enfoque de «etapa de procesamiento»-«cuenta» a «cuenta»-«etapa», lo que me daría más flexibilidad pero había que hacer una reingeniería de los procesos que ya tengo. O sea, otro retraso.

Más avanzada la tarde debí moverme a la UPIICSA, para poder dar mi clase de «Almacenamiento de Datos y su Administración». Afortunadamente el viaje en metro y metrobús ocurrió sin los usuales contratiempos del transporte público y sin tanta (maldita) gente. Durante el trayecto revisé mi cuenta en Twitter. Encontré la usual respuesta de Telcel a mis reportes que había venido haciendo durante todo el día al respecto del 5050. A diferencia de otras ocasiones, en esta ocasión la respuesta denotaba algo de vida inteligente en «el otro lado de la línea» por lo que respondí con los datos solicitados y pidiendo validaran cosas específicas (aunque la verdad, sin muchas esperanzas). Más tarde leería que Telcel estaba cambiando claves y procesos y, *para variar*, no avisaron a los clientes.

Para cerrar el día, mientras viajaba de regreso a casa, ¡fui picado por una abeja!

No sé si ésta se enredó en mi bufanda o si le dio frío pero seguramente la apreté con mi mentón y ésta me picó. Nunca me había picado una abeja. Se sintió como en esas ocasiones en las que uno se da cuenta que un barrito o espinilla va a salir y al tocarse duele, nomás que en esta ocasión el dolor no paraba y parecía aumentar. Pensé que mi barba se atoró en mi bufanda y esta jalaba un cabello pero de reojo alcancé a ver movimiento. Pensé sería una arañota pero me di cuenta que se trataba de una abeja. Molesto la eché al suelo, estaba atontada (o quizás muriendo por haber recurrido a su aguijón). El dolor seguía (casi 12 horas después hay un cierto dolor aún) y jalando la piel creo que logré hacerme del aguijón (no sé si a tiempo o no). Había algo de dolor pero era más una molestia que algo doloroso verdaderamente. Tomé una pastilla de ibuprofeno al llegar a casa. No había hinchazón. No sé si simplemente la abeja no alcanzó a picarme bien por mi barba, si realmente no era de cuidado el tipo de abeja,  si simplemente no tengo alguna alergia o reacción a estas picadoras o si simplemente mi sistema inmunológico (sobre el que siempre he tenido plena confianza) supo responder.

En fin, un día más en mi vida.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.