De plagio, copias y reciclajes (1)

Cualquiera que haga o haya hecho uso frecuente o intensivo de un buscador en la Internet, no tardará en darse cuenta de que muchos de los resultados de una búsqueda usualmente arrojan resultados similares. No, no me refiero a la respuesta de la búsqueda en sí, si no a los resultados que contienen esa respuesta. Uno podrá darse cuenta que, si es que no son enteramente iguales son muy similares. Fácilmente, uno no tarda en darse cuenta que la respuesta ofecida a un problema ha sido «pirateada» o reciclada por muchos otros sitios o autores. En el entorno de la web pareciera que esto no es algo que preocupe a muchos, salvo cuando hay derechos de autor o propiedad intelectual de por medio. Pero, en lo que respecta a los medios tradicionales y al entorno académico esta es una creciente preocupación. Yo ya he escrito un poco al respecto (serie, serie).

¿Qué tanto es lo que uno podrá copiar sin llegar al plagio o al reciclaje? Esa es la pregunta que uno siempre se hace y uno encuentra en varios lugares con diferentes respuestas. Creo que vale la pena hacer algunas aclaraciones al respecto, pues hay quien toma muy a la ligera el asunto pero igualmente hay quien exagera y (por alguna razón aquí en México somos propensos a ello).

Antes de hablar de cantidades, modos y formas, debemos entender lo que definirá a nuestro error (me refiero al plagiar o reciclar algo): la intención. Una vez que aceptemos eso podremos hablar de cantidades, modos, formas o tiempos. El plagio es, por definición, una acción de robo muy específica1, ésta se lleva de forma consciente y con un propósito claro. No es un descuido.

Antes de enfocarnos en las acciones de plagiarismo, abordemos los descuidos o «errorers bien intencionados» (si es posible llamarlos así). Si bien es cierto que puede ser imposible no caer en las mismas expresiones y afirmaciones de otros trabajos o autores, sobre todo en conceptos ya muy trabajados o clásicos (consideremos la tercera ley de Newton, por ejemplo), antes de preocuparnos por no incurrir en plagio o señalar posibles plagios debemos reflexionar si sería posible describir lo que buscamos expresar en una nueva y totalmente forma distinta a como se haya hecho y si ello es un punto medular de nuestro trabajo. La tecnología de nuestra época nos facilta mucho poder responder al primer cuestionamiento mediante una búsqueda en la Internet o base de datos académica, así como el poder citar y usar de soporte aquello que consideremos el mejor resultado de esa búsqueda, sobre todo si hay una respuesta afirmativa al segundo cuestionamiento planteado.

Es importante tener presente que la idea no es dar citas por todo aquello que hablemos en nuestro trabajo. No se trata de crear «un collage de recortes», por ello ese segundo cuestionamiento, sobre la identificación de lo que consideremos es un punto clave de nuestro trabajo. Tratándose de conceptos «universales» (ya ampliamente aceptados) quizás no sea necesario pero siempre que haya alguna otra opinión o visión al respecto, ya sea que busquemos establecer una definición o señalar nuestra alineación una escuela o corriente de pensamiento, una cita o mera referencia nos dará el soporte para señalar aquello en lo que creemos y que está ya sustentado.

Así, en ese cúmulo de consideraciones sobre aquello que podemos estar buscando transmitir, es posible que haya algunos elementos que no consideremos del todo claves como para tener que sustentarlos con otros trabajos, o el que tomemos de alguna otra fuente pero olvidemos dar el crédito apropiado (sin importar si han sido copiados tal cual, rescritos o parafraseados). Hablamos de una acción inconsciente, de un descuido en el que no teníamos la intención de presentar algo de otros como nuestro.

Referencias

  1. «Plagio«, Wikipedia, web. Consultado: 2024.01.27. URL: https://es.wikipedia.org/wiki/Plagio.

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