Acaba de pasar un aniversario más de la llegada del hombre a la luna, que muchos no creen que haya ocurrido (jamás o en esa fechas). Yo particularmente creo que es mucho más complicado crear una farsa tan perfecta que el mismo viaje a la luna, pero el punto de esta entrada no es debatir al respecto sino de algo más mundano pero relacionado.
Un poco después de esta fecha de aniversario, mientras navegaba en YouTube buscando música para tenerla de fondo mientras trabajaba me reencontré con el albúm de Tasmin Archer «Great Expectations», cuyas canciones tenía años (quizás una década… o más) de no escucharlas.
Mientras rememoraba otras épocas, llegué al tema «Sleeping Satellite», una muy buena canción cuya letra no habla de una teoría de la conspiración sino más bien de lo que fue el inútil gasto de ir a la luna. Claro no es la primara vez que leo o escucho de esto, sin particularmente referirse sobre el viaje a la luna. Hay muchos que consideran que la exploración espacial es un gasto vanidoso o de formas de gastar dinero para el beneficio de unos pocos mas que sobre el conocimiento o ciencia.
La primera vez que leí algo así fue en un viaje a Boston, MA, USA, hará casi unos 20 años. Recuerdo que en un periódico local venías las declaraciones de candidatos a algún puesto de elección popular. La mayoría hablando sobre el apoyo que brindaría su gestión para el avance científico o tecnológico. No podía faltar el demagogo. Un candidato de color hablaba del porqué gastar en la exploración espacial, mandando naves a estudiar planetas que no ofrecían ningún beneficio. Éste consideraba que lo mejor era darle ese dinero a los niños (o invertirlo en ellos). Sí, me sorprendió este tipo de declaraciones hechas por gente de uno de los pocos países que se han interesado en tener este tipo de programas. Muchos dirán «países que se pueden dar el lujo» pero difícilmente es un lujo para mucho países. Incluídos México. Un lujo tal vez para los países más pobres del orbe pero , si consideramos lo que México gasta en la basura para promover candidatos a puestos de elección popular y llevar a cabo las elecciones, o el dinero que se «pierde» en las corruptelas de las obras de infraestructura pública, veremos que bien podríamos haber puesto ya a algún mexicano en Marte. Sólo es cuestión de buscarlo y querer hacerlo. Pero, mientras haya gente que vea sólo por sus intereses o que vea este tipo de logros tecnológicos como inútiles (y peor cuando estas declaraciones vienen de quien debe promover el avance científico y tecnológico, como es el caso de la actual directora del CONACyT) seguiremos siendo un país reactivo y no pro activo en el avance científico.