
Como es usual en estos casos, el siguiente paso tras recibir un nuevo equipo es «reambientarlo»: reinstalar todas las aplicaciones, volver a configurarlo a gusto, transferir archivos… todo esto mientras uno debe mantenerse productivo.
A menos que uno sea un niño y el computador sea visto como un juguete, «la mudanza» de archivos es una labor que al menos le toma a uno un día. El reinstalar aplicaciones hace que esto pueda llevarse hasta una semana. Dejar todo como a uno le gusta y lo tenía en el viejo equipo puede llevar hasta un mes. Y no es broma, eso me ha llegado a tomar a mi a la par de ir sacando «la chamba». Es lo que toma «romper es cordón umbilical» con el viejo equipo e ir llevando un trabajo sincronizado entre los dos ambientes en los que se va dejando uno de ellos.
Mientras redacto esto, me encuentro en proceso de migración. Sólo me estoy llevando mi cuenta de trabajo principal. Inicié el día anterior. Tratando que este proceso fuera más rápido, decidí usar el Migration Assistant de macOS sobre WiFi. Después de unas tres o cuatro horas de ver que un mensaje en pantalla no pasara de decir que estaba «buscando software incompatible», decidí cancelar el proceso. Fueron tres o cuatro horas en los que ambos equipos los tuve bloqueados es esto y ninguna otra cosa puede hacer.
Buscando alternativas, leía que hacer la migración desde un último respaldo con Time Machine podría funcionar. Así, lo estoy intentando en estos momentos. Lo que ayer tomó 3 ó 4 horas, ha tomado unos 10 minutos pero la transferencia de archivos tomará unas dos horas, según Migration Assistant.
Al final, todo el proceso consumió dos o casi tres veces el tiempo estimado. No creo que ello se debiera a la velocidad de transferencia con el disco sino a la búsqueda de los archivos dentro del contenedor creado por Time Machine (cualquiera que éste sea). La transferencia total fue de más de 700,000 archivos que ocupan 360+ GB. Una ventaja adicional de este enfoque es el que sirve para validar el respaldo de Time Machine.