Este es un claro ejemplo de una empresa que está haciendo mal las cosas. Aquí expongo las razones del porqué así lo creo, lo que está haciendo mal y lo que debería hacer para sacar provecho a lo que ya ha logrado.
Hace más de un año compré un lector de libros electrónicos (aunque muchos le dicen «lector de libros con formato electrónico», lo cierto es que lo correcto debe ser «lector de libros con formato digital» o «de libros digitales»). Kindle había sido mi primer opción pero por cuestiones de presupuesto (y disponibilidad opté por Kobo). Quizás haya algunas diferencias en cuanto a la funcionalidad o prestaciones de un Kindle a un Kobo, pero considero que debe ser prácticamente lo mismo en cuento al hardware, a la cuestión física.
Quizás a uno le dure un poco más la batería que al otro, tenga más fuentes tipográficas, haya algunas cuestiones de nitidez de pantalla, aspecto físico o accesorios pero, al final, ambos dispositivos están destinados a mostrar texto, realizar anotaciones, navegar entre páginas y organizar los documentos para que sean fáciles de localizar y leer.
Al igual que un moderno smartphone, que al final no es más que una computadora portátil que puede hacer uso de la red celular para realizar llamadas telefónicas, un lector electrónico (aparte del precio) es diferenciado de otro, primeramente por aquello que le hace funcionar y ofrecer más funcionalidades que ser meramente una tableta electrónica destinada a presentar texto: software (en forma de un sistema operativo y aplicaciones) y un servicio de soporte, operación y crecimiento.
Yo no he usado un kindle (ni en forma de alguna aplicación emuladora), por lo que omitiré el aspecto del software. Pero, si he visto la enorme popularidad y opciones para poder «enviar» a un kindle una publicación. Algo que no he encontrado para los kobo.
Existe una aplicación de nombre Kobo Desktop, que facilita el poder comprar publicaciones para el lector y sincronizar las adquisiciones. Pero nada más. El resto (crear colecciones, etiquetar documentos y demás) es hecho en el lector mismo. Si uno adquiere un libro (en formato EPUB
o PDF
), por otro medio, lo más simple es agregarlo al lector montando éste como una unidad de almacenamiento USB y copiarlo.
Sin duda que Kobo se ha abierto un lugar en el mercado de los eReaders apostando a precios menores por el dispositivo y logrando algunas alianzas en el ramo editorial y de distribuidores literarios (como es la Porrúa y las Gandhi en México). Kindle, además de tener un costo mayor, tiene un respaldo mayor y poderoso (a todo Amazon) y ni es descabellado ni difícil imaginar que la empresa de Mr. Bezos seguramente se ha puesto arrogante al ganar su puesto en el mercado.
Si Kobo no «se pone las pilas» está destinado a desaparecer, tal y como le pasó a Blackberry. En mi opinión, esta empresa debería apostar a ampliar la gama de servicios que a través de su «Kobo Desktop» y de sus eReaders ofrece. Un API y una apuesta por open source podría darle a este empresa lo que necesita para competir con Amazon. Tal vez uno piense que no hay mucho más que ofrecer en u lector que lo que ya ofrece, pero eso es precisamente lo que el open source ofrece: la capacidad de encontrar innovación y crecimiento más rápido, gracias a la visión de otras personas.