La mayoría de la gente se molesta porque le corrijan en su forma de hablar o de escribir. Uno puede ver las reacciones y las declaraciones de muchas personas que responden o avisan que responderán de forma violenta, o que desprecian a aquellos que, según ellos, «se sienten superiores» por «su dominio de la gramática» o «su dominio de la ortografía» del español.
Yo acabo de leer un comentario en otro blog que llevo, el del PTU 2001 de Banamex, que se lee «hay comentarios sobre utilidades.» Yo estoy casi seguro que la frase debe leerse a modo de pregunta, pues el tema del PTU 2001 ya es tema cerrado (excepto para el proceso legal que se está llevando para un número limitado de extrabajadores). Por lo que esas noticias y rumores que se llegaban a escuchar de cuando en cuando sobre este tema son ya cosa del pasado. Dudo mucho que «haya efectivamente rumores por ahi al respecto de su pago». No, debe ser pregunta pues es lo más lógico y frecuente en este tiempo.
Oraciones como esta se leen a cada momento en WhatsApp, Facebook o Twitter (sin olvidar al e-mail por supuesto), son frases que llegan a tener distintas reacciones. Cuando se formulan en un momento álgido, cuando muchos esperan una confirmación de algo, sólo consiguen «alborotar al avispero». Cuando no es ese momento pasan desapercibidos pues la gente se pregunta si quien las formula pregunta o afirma. Muchos no preguntan al respecto por no importunar a quien escribe la oración , ni parecer aquellos que son criticados o atacado por hacer la debida corrección. Así que, al igual que el comentario que señalo, están destinados a ser ignorados y al olvido.
La ortografía existe para evitar las ambigüedades fonéticas del idioma y honrar el común acuerdo de todos los hablantes del idioma al respecto de cómo escribir su lenguaje. La gramática existe para poder reducir la ambigüedad en la secuencia de símbolos y transmitir el propósito del mensaje. La mayoría de la gente no entiende que el lenguaje y su dominio es una de las pocas cosas que cualquiera puede tener y el dominarlo debe ser motivo de orgullo, no sólo personal, sino también de la comunidad a la que pertenece. Es algo que se aprende, no se compra.