No es poco frecuente que nos enteremos de accidentes de tránsito del transporte público concesionado. Yo recuerdo una noticia al respecto, en particular, de hace tiempo pero que bien puede describir a cualquiera actual.

Primero supe del accidente de un microbús que costó 10 vidas. Una semana después del accidente «entambaron» (i.e. metieron a la cárcel) al chofer.  Ahora bien, todos los dedos acusatorios apuntaban al conductor del microbús (por supuesto, no podemos eximir de la responsabilidad del accidente a este sujeto, pero ¿realmente es responsable?). El dictamen oficial indicó que el excesivas velocidad y la irresponsabilidad de manejo fue la causa del accidente (que bueno, esos peritajes y un chiste son lo mismo) y de ahí que se haga 100% responsable al chofer del micro.

Sin embargo, día con día, vemos, sabemos o sufrimos con los abusos, descortesías, y demás agresiones de los operadores del transporte público concesionado (choferes de taxis, camiones y microbuses), pero también de sus usuarios. ¿Realmente debemos culpar de todo al conductor de una unidad de transporte público? ¿Qué tal si para variar volteamos a ver a sus usuarios, a las autoridades y a la víctima?

Si ponemos un arma en las manos de un bebé, ¿quién es el responsable si se mata o mata a alguien? Estoy seguro que todos dirán que quien dejó el arma a su alcance o de quien se la dió. Igual ocurre con el transporte público y tránsito. Abrir vías de tránsito primaria para que circulen bicicletas, con la consigna de que el ciclista es primero es igual que poner un arma en las manos de un bebé: un accidente ocurrirá.

«El que conducía, el debe…» es lo que dirán, pero ¿podemos culpar enteramente de un accidente a alguien que no tiene la capacidad de previsión de los posibles escenarios de accidentes y riesgos cuando se le obliga a convivir con otros actores desprotegidos, frágiles e igualmente incapacitados? Él ya tiene la responsabilidad de conducir algo que de entrada sabe que es mortal, ¿para qué entonces incrementar los escenarios de riesgo?¿No tendría la culpa también quien ignora su vulnerabilidad (y toda ley física) y se expone a riesgos innecesarios envalentonados por el empoderamiento que autoridades y activistas les inculcan siguiendo ellos mismos sus agendas?

¿De quién realmente es la culpa?

Referencias

1. Iván Ramírez y Héctor Cano, «Mueren 10 al caer micro a barranco en Huixquilucan«, Excelsior, web. Publicado: 2011.10.25; visitado: 2019.06.26. URL: http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=&cat=&id_nota=776807&photo=4
2. María de los Ángeles Velasco, «Chofer de micro en Huixquilucan ingresa a penal por homicidio«, Excelsior, web. Publicado: 2011.10.27; visitado: 2029.06.30. URL: http://excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=&cat=10&id_nota=777787.