Hace casi tres semanas que inició el semestre de otoño en el IPN, aunque en mi caso sólo he tenido dos clases, al haber iniciado el semestre en martes y que mi clase es en lunes. Este semestre me ha tocado impartir por primera vez la materia «Almacenamiento de Datos y su Administración«.
Al revisar el temario de la materia, mi primera impresión fue de decepción, ya que si bien la materia fue creada respondiendo a un estudio hecho sobre la perspectiva de estudiantes y empresas sobre el perfil del egresado de la maestría en informática, los temas propuestos no me parecen propios del nivel de estudios. Claro que debí considerar que ésta era sólo mi percepción y podría estar equivocado. Por lo que la primera clase la dediqué a revisar las expectativas de los estudiantes sobre la materia y lo que podríamos considerar el actual campo del «almacenamiento de datos y su administración». Sobra decir que la opinión era compartida por lo que decidí dar algo de mi cosecha a este curso y me he embarcado en una aventura en la que busco compartir algo de lo que he venido aprendiendo y conociendo sobre ciencia de datos y cómputo en la nube. En esta aventura también busco compartir algo de lo que ya he aprendido y conocido sobre lo que implica almacenar, obtener, generar y procesar datos en mi trayectoria profesional y académica.
Quizás algunos de los lectores lleguen a preguntarse porqué habría una diferencia notoria o palpable sobre un programa de estudios y lo que ocurre en la vida real profesional (quizás la pregunta suene tonta para muchos). Creo que vale la pena hablar un poco de ello.
En primer lugar, toda escuela es una empresa, una organización. Como toda empresa hay un grupo de administradores y ejecutantes; los que se dedican a producir y los que se dedican a administrar (la eterna dicotomía del «o administro o produzco»). Ambos tienen su función y razón de ser, aunque en muchas ocasiones los administradores se vuelven un obstáculo más a vencer y pierden de vista que ellos no son el «core business» de la empresa o simplemente tratar de justificar su existencia (lo que me recuerda lo que alguna vez le recordaron a Eisenhower cuando era Presidente de la Columbia University). Así que, sin más, la actualización de planes de estudios es un tortuoso camino que recorrer en el IPN ante la SIP, que nos obliga a que estos luzcan desactualizados (y sin considerar el propio avance el campo de estudios).
Por otra parte, creo que es un error el considerar que las necesidades de la industria dicten o guíen las actualizaciones de los planes de estudio. Es muy difícil hacerlo bien (entiéndase «darle gusto a todos»), por lo que en general acaba mal el asunto y de ahí que yo lo catalogue como un error. Para no hacer esta entrada muy larga, diré simplemente que estudiantes y empresas tienen sus objetivos y necesidades. Los primeros principalmente buscan aprender para poder trabajar y las segundas no tener que gastar para enseñarles. Para el caso como el de la maestría en informática de la UPIICSA, que corresponde a un campo profesional netamente aplicativo y sus estudiantes son en su totalidad profesionales del área, la actualización, idealmente, debe partir de un colegio de profesores con experiencia práctica y conocedores de las necesidades del campo laboral actual. Algo muy difícil con los criterios de empleo que el IPN profesa actualmente.
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