De percepciones y presentaciones

Recibí una caja de chocolates de Ferrero Rocher hoy, que es mi cumpleaños. Me llamó la atención que la caja no es la tradicional caja de plástico rígido (¿policarbonato?) que se veía bien y se antojaba siempre conservarla para guardar cosas pero que a la larga resultaba fácil de rayar, ruidosa al caerse, frágil y peligrosa por los bordes que generaba al despostillarse o romperse.

La nueva caja es de un plástico más… yo diría, agradable al tacto, suave y flexible. Según leo, el desarrollo de la nueva cajita no es reciente y en el sitio web de la empresa indican que su introducción se inició en el 2023 pero hasta hoy veo la nueva cajita. Mucho «bombo y platillo» para recalcar el uso de material reciclado.

Aunque muchos percibirán a la marca como una de lujo (ciertamente no es una «gamesa» o «ricolino») tampoco es algo que sólo se encuentre en tiendas exclusivas o para un estrato social más elevado al medio. Uno los pede encontrar en un «sumesa» e inclusive algunas misceláneas de barrio (quizás no en su presentación de lujo pero si el producto).

Ciertamente la empresa anunció con mucho escándalo la nueva caja, pretextando que la empresa, el proceso y el producto se vuelven «más ecológicos» al obtener el material de la caja del reciclaje. Me pregunto yo si todo ese alboroto también o sería para convencer al público que el producto no cambia o demerita su calidad pues, como dije, muchos las perciben como un producto «de lujo» y es posible que la empresa previera que el cambio del empaque se recibiera como un «acorrientamiento» de sus productos, ya saben como es la gente y sus percepciones.

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