Casi todo el mundo describe a Adnan, de 17 años, de la misma manera: como un buen chico, servicial en la mezquita, respetuoso con sus mayores.
Después de iniciar la investigación e iniciar la publicación de los primeros resultados, Sarah comenzó a recibir llamadas telefónicas de personas que conocían a Adnan en ese entonces y le contaron historias de un tipo diferente de chico.