Acaban de pasar los cumpleaños de mis hijos. Al igual que todos los jefes de familia que no cuentan con un presupuesto muy excelso u holgado, estas fechas representan tres aspectos que uno, inevitablemente, teme. El principal es el económico, ya que una erogación es inevitable. El segundo el familiar y social, preocupándole a uno el que el festejado tenga una buena experiencia, así como los invitados. El tercero es el personal, ya que organizar todo el asunto implica un costo siempre en tiempo y esfuerzo.

Por supuesto hay alternativas. Si uno busca el menor gasto posible, quizás organizar algo en casa sea la mejor opción, pero sabemos que eso representa el mayor costo en tiempo y esfuerzo en el pre y post evento. Si uno busca la mejor experiencia para los invitados, quizás el organizar el festejo en un salón de fiestas sea lo más indicado. Si además a esto uno busca desgastarse lo mínimo posible (digamos sólo llegar, festejar e irse, sin mover un dedo de más) hay que pagar el costo. En el primer escenario con unos $2,000.00 (quizás menos) en comidas, bebidas y decoración, uno bien puede cubrir el compromiso. Para el segundo, creo que  el asunto no sale con menos de $10,000.00 (considerando un grupo de 15 niños con sus padres). Entre estos dos escenarios hay algunas alternativas intermedias, como el organizar algo en un parque o contratar sólo un salón y costear uno los alimentos.

Viniendo de una familia poco fiestera, siendo uno mismo poco sociable en este aspecto y compartiendo la vida con una pareja de similares características, como padre ha resultado todo un descubrimiento los diferentes formas en que las fiestas infantiles resultan organizadas. Dentro de lo que he mencionado en el párrafo anterior, supongo que con costos como los que indico.

Los primeros cumpleaños de mis hijos fueron celebrados de forma muy familiar. Posteriormente Miriam se encargó de organizar fiestas en dos o tres ocasiones pero descubriendo ella toda la logística necesaria para sacar algo en un bajo costo, ya no quería comprometerse con otros más. Yo por mi parte, ya habiéndole prometido a los niños fiestas de cumpleaños para este año, no tuve problema en tomar la empresa. Sabiendo y considerando plenamente lo ya expuesto sobre los tres aspectos mencionados.

Mientras evaluaba alternativas, y consideraba si debía celebrar a cada uno de mis hijos por separado o los dos juntos (afortunadamente ambos tienen fechas de cumpleaños muy cercanas) buscando como me podría salir más barato el asunto, descubrí todo el negocio que hay detrás de los salones de fiestas infantiles. Mi presupuesto de un máximo de $15,000.00 quedó completamente rebasado en un 100% si buscaba hacer algo para ambos en un salón con todo un paquete incluido (y si metía un payaso o mago peor). Al final, descubrí dos opciones que resultaron muy apropiadas y no tan onerosas.

La primera fue la Pista de Hielo de San Jerónimo, en la que por menos de $6,000.00 (que es lo que cuesta rentar un salón de fiestas nada más) obtuve una fiesta para 15 niños y 10 adultos, que incluyó pastel, la decoración, bolsitas de dulces, por supuesto el local (la pista de hielo) que incluyó 3 horas de patinaje con un instructor (después del evento los invitados pueden quedarse patinando lo que quieran, hasta que cierren si gustan, y que de hecho así fue), una hora de festejo y en la que uno sólo debió presentarse y festejar. Lo único malo es que en este lugar no permiten romper piñata, pero eso no importó nada al final. Los niños felices en la pista y todos contentos por lo novedoso que resultó para todos el evento.

El segundo fue en un McDonalds. Muy apropiado para el festejado y los invitados (niños de kinder). El costo del paquete para 15 niños (salón, pastel, bolsitas de dulces, decoración, gorros, manteles) fue de $682.00 (sí, yo tampoco podía creerlo después de saber los costos de otros lugares dedicados a esto). La inversión en piñata y dulces fue de $800.00. El costo del consumo de 15 adultos y las propinas a dos personas de McDonald’s que nos atendieron (muy bien por cierto) fue de $2000.00. Así que resultó incluso menor al costo del primero. Igual, festejado e invitados quedaron a gusto.