Crónica de una historia más de mal servicio

Dado que la señal de TV abierta que recibimos en casa (en especial la de los canales de HD) es débil, la recepción presenta mucho ruido (y en los canales digitales vaya que afecta). Adicionalmente la programación de los canales de TV abierta no es muy atractiva la mayor parte del tiempo. Por lo que ya desde hace tiempo veníamos considerando adquirir algún servicio de TV de Paga. Para la zona de la colonia Roma, las opciones son: Sky, Cablevisión, Totalplay y Dish. El primero es muy caro, con el segundo estamos peleados (otra historia de terror que ya he twiteado y de la que algún día escribiré un post), la tercera es más barata que Sky, y Dish es la más barata. Siendo que en esencia (quitando los servicios de Internet que pudieran ofrecer) es lo mismo, fue por Dish por el que nos inclinamos, principalmente por el precio, al final.

La contratación ocurrió el pasado 8 de agosto y fue telefónicamente. Quien me atendió me indicó que la instalación se llevaría a cabo dentro de los próximos 8 días, tomando el 8 de agosto inclusive. Me indicó mi número de cliente, enfatizándome que es un número muy importante y confidencial y que lo tuviera a la mano para cualquier servicio o aclaración, ya que de otra forma no sería posible atenderme, además de que el instalador me lo pediría. También me indicó que la instalación se hace con previa cita y que no aceptara ninguna visita de ninguna otra forma, por mi seguridad, lo que me pareció correcto.

El tiempo pasó, y dándoles el beneficio de la duda y evitándome desgastes innecesarios, no llame o insistí al respecto. Así que, considerando el fin de semana como no hábil, el plazo expiró con el término del miércoles 17. El jueves 18 llamé a Dish para echar pleito. Una operadora me atendió y esto es lo que pasó:

Operadora1: Gracias por llamar a Dish…— lo bueno es que no pasé por el molesto menú de un IVR —… le atiende…— bla, bla, bla.
Yo: Buenas tardes, mi nombre es…— continuando con la debida presentación y explicación del problema —… y así, habiendo pasado los 8 días indicados les llamo para saber qué pasa.
Operadora1: Sí, ya veo. ¿Me dice su nombre?— Oh, qué la… ¿pues que tomaste nota cuando te lo dije?
Yo: Eduardo…— one more time —… y tengo ya también número de cliente, ¿Eh?
Operadora: ¿Ah, si? Démelo por favor— ¿Qué no sería más fácil ubicarme por el ID? ¿Para qué lo dan entonces? ¿Por qué no piden desde un inicio? Así entonces no es muy útil en sus sistemas… ¿eh? Y por la forma que me lo pidió solo gaste saliva diciéndoselo, seguro ni lo usó.
Yo: Sí, es el …— y le indiqué el mentado numerito.
Operadora1: Estoy tomando nota de su problema. Un momento.— 30 segundos después —¿Mé indica su dirección?
Yo:— pensando para mí, ¿Pues que no lo tienes ahí en tu sistema? La dí cuando me registraron —Sí, es…— y le doy mi dirección nuevamente.
Operadora1: Graaacias. Un momento por favor…— y nuevamente desapareció por 40 ó 50 segundos, mi reloj de mesa marcaba las 12:08 horas —… Gracias por la espera Sr. Rodríguez. Ya anoté su reporte. Lo voy a transferir al área correspondiente para que le den hora y fecha de instalación.
Yo: Muy bien. Gracias— aunque pensando que el reporte de nada serviría; si fallaron al cumplir un compromiso inicial, nada garantiza que cumplan los posteriores. Se oye que el teléfono timbra dos veces y escucho el menú del IVR. Selecciono el hablar con un ejecutivo telefónico.
Operadora2: Gracias por llamar a Dish, le atiende…— y aquí se perdió el encanto del servicio.
Yo: Hola…— fastidiado le explico a quien me contesta que me transfirieron y el motivo.
Operadora2: Mil perdones, seguramente se redireccionó la llamada. ¿Mi indica su nombre nuevamente?— y dale con el nombre.
Yo: Eduardo…— one more time —… y tengo ya también número de cliente.
Operadora2: Sí, pero con el nombre basta.— lo dicho, el dichoso número de cliente no les sirve de nada.
Yo: …
Operadora2: Un momento… — los obligados 30 segundos de espera — ¿Sr. Rodríguez? Efectivamente, su reporte ya fue anotado y el día de hoy lo visitarán en su domicilio para lleva a cabo la instalación…
Yo: Un momento, un momento, yo no he acordado que la visita para la instalación sea hoy. Hoy no estaré en mi domicilio la mayor parte del día y, de acuerdo con la agente de ventas, la instalación sólo pude llevarse a cabo acordando conmigo la hora y fecha.
Operadora2: Sí, bueno… permítame un momento…— en el fondo se escuchaban los teclazos, parecía una encarnizada lucha entre la operadora y algún malévolo sistema de información —…permítame un momento Sr. Rodríguez… — y desapareció todo audio por uno o dos minutos. Ocasionalmente la operadora regresaba apara ver si continuaba en la linea e informarme que me continuaba atendiendo —… ¿Sr. Rodríguez?
Yo: ¿Sí?
Operadora2: Me indican que no es posible hacer una reprogramación. Ya que su cita no fue atendida en tiempo, queda programada para hoy y hoy debe ser atendida— ajá — y no es posible cambiarla ya que el técnico ya salió con sus órdenes y no es posible hacer un cambio— o sea que ese huevón esperaba nada más mi orden para salir a chambear.
Yo: O sea, en este mismo momento el técnico salió— el reloj marcaba las 12:10 horas.
Operadora2: Sí y ya va a su domicilio, si puede esperarlo su instalación se realizará el día de hoy.
Yo: Y, ¿en cuánto tiempo llega?
Operadora2: No sabría decirle, — I knew it! —el técnico sale con sus órdenes y el.. el..— el tartamudeo de la improvisación o la mentira que no se ha aprendido.
Yo: ¿Qué el selecciona su ruta?
Operadora2: ¡Sí, eso!— ajá, entonces cualquier prioridad vale para dos cosas si el técnico determina que primero se va a dar una vuelta por Satélite antes que atender instalaciones vencidas.
Yo: ¿Y cuál es su ventana o margen de tiempo?
Operadora2: El técnico tiene una ventana de tiempo para sus instalaciones de 9 de la mañana a la 6 de la tarde.
Yo: Ah… pero dice que ya viene para acá..
Operadora2: Sí.
Yo: Pero igual y puede ser que se aparezca al cuarto para las seis.
Operadora2: Sí.
Yo: ¿Y ya no es posible hacer ningún cambio?— entendiendo que no puedo luchar ya contra un proceso establecido.
Operadora2: No, hasta mañana, en caso de que la instalación no se lleve a cabo
Yo: Bueno, le llamo mañana entonces.
Operadora2: No, seguramente eso ya no será necesario— hasta ella se cree esas mentiras, pensé —Su instalación se hará hoy. ¿Algo más en que le pueda ayudar?
Yo: No, les llamo mañana.

 

y siguió el protocolo de despedida. Obviamente nadie llamó y nadie se presentó. Al otro día vuelvo a llamar, ya por la tarde.

Operadora: Gracias por llamar a Dish, le atiende…— bla, bla, bla.
Yo: Hola, mi nombre es… — y de nuevo a explicar el problema agregando que llamé ayer y lo que pasó.
Operadora: Permítame, ¿me repite su nombre?— ya lo veía yo venir. Ya no insistí con lo del número de cliente. Le di todo los datos que pidió y nuevamente me dejó esperando los obligados 30 segundos —.. ¿Sr. Rodríguez?…
Yo: Sí.
Operadora: Una disculpa por la espera. Me indican que hoy se llevará a cabo la instalación. El técnico ya tiene la orden y no es posible hacer la reprograamción hasta que la orden vencida se cierre— ya de entrada bateándome cualquier apelación.
Yo: ¿Y que seguridad hay que eso ocurra?— incrédulo.
Operadora: 100%. La orden está vencida y tiene prioridad— ajá.
Yo: Bueno.— resignándome que tendría que recurrir al mexicanísimo «chinga y jode» hasta lograr mi objetivo.

y siguió el tradicional protocolo de despedida. Ese día, más tarde, me llamaron los de Dish al celular mientras transitaba por Viaducto rumbo a la UPIICSA. Me preguntaban si podría recibirlos el día siguiente entre las 9:00 y las 14:00 horas. Confirmé.

Finalmente llegó el sábado. A las 8:30 me metí a bañar pero, como nunca falla, a los pocos minutos el teléfono sonó. Nuevamente los de Dish confirmando la cita e indicándome que el instalador se comunicaría conmigo en menos de una hora y que estaría en mi domicilio en breve. Dos horas después, sin ninguna llamada previa aparecieron los instaladores de Dish. Dos horas después, y un cambio de decodificador (porque asumieron que sólo había contratado el paquete básico y no el de alta definición, que requiere de otro decodificador) terminaban la instalación y se llenaba la orden del trabajo. Le ofrecí el número de cliente al instalador pero no lo quiso, que ya lo tenía. Parece que vía SMS obtenía todos los datos para mi alta, activación y registro del decodificador. Se fueron no sin antes advertirme de no recibir a nadie de se ostentara de Dish sin que yo lo hubiera citado por algún servicio previamente acordado, ya que tenían reportes y conocimiento de robo de equipos, asaltos y fraudes de gente que se hacía pasar por personal de esta empresa.

Ese día, alrededor de las 17:30 volvieron a llamar los de Dish, para preguntarme si podían pasar a mi domicilio para llevar a cabo la instalación pendiente. Les indiqué que ya lo habían hecho. No cabe duda que como cualquier otra empresa mexicana, traen un verdadero desmadre en sus actividades. Solo basta insistir e insistir para que los engranes empiecen a girar y así toda la organización se mueva, aunque a veces cueste trabajo pararla después.

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