
En la entrada previa, escribía sobre algunas molestias que tengo con Mail de macOS. Si bien he de alguna forma delimitado la fecha de esos «correos fantasmas», aún es un misterio el problema, por lo que he debido adaptarme a él. Mientras todo esto pasa, al margen de mis tribulaciones me topé con lo que alguien relataba haber hallado al cliente de correo perfecto para Windows y su conformidad con Mail tanto en macOS como en iOS.
Mi búsqueda de algunas respuestas me llevó a revisar diversas fuentes que, si bien, como señalé anteriormente, no he solucionado el problema, me han permitido aprender de funcionalidades que tiene Mail, como atajos de teclado o acciones para acelerar algunas labores. Uno tiende a usar estas aplicaciones considerando que, de alguna forma, han sido diseñadas para ser intuitivas, pero de igual forma uno debe entender que hay un límite para esa percepción y conviene destinar tiempo de lectura para saber más de otras cosas que están ocultas. Por el momento no voy a entrar en detalle sobre esto.
Lo curioso de este asunto es que Apple no invierte más en la mejora de estas aplicaciones. Tomando de ejemplo el caso de Mail, este es ya un producto complejo y muy bueno. No es una aplicación meramente gratuita que se incluye por llenar un hueco, compite (y lo hace muy bien) contra otros productos comerciales (esta serie de entradas, y alguna en particular, considero que da buena cuenta de ello). No hablo de tener un producto perfecto o que pudiera dejar a otros competidores afuera (y así afectar el ecosistema de negocio que tiene), pero «el camino ya ha sido andado y está truncado», ¿por qué no terminarlo?
Siguiente
