Generaciones

»Sabían cómo vivir con la naturaleza, y cómo entenderla. No trataron de ser sólo
hombres y no animales. Cuando apareció Darwin, cometimos ese error. Lo
recibimos con los brazos abiertos, y también a Huxley y a Freud, deshaciéndonos
en sonrisas. Después descubrimos que no era posible conciliar las teorías de
Darwin con nuestras religiones, o por lo menos así pensamos. Fuimos unos
estúpidos. Quisimos derribar a Darwin, Huxley y a Freud. pero eran inconmovibles.
Y entonces, como unos idiotas, intentamos destruir la religión.

»Lo conseguimos bastante bien. Perdimos nuestra fe y empezamos a
preguntarnos para qué vivíamos. Si el arte no era más que la derivación de un
deseo frustrado, si la religión no era más que un engaño, ¿para qué la vida? La fe
había explicado siempre todas las cosas. Luego todo se fue por el vertedero, junto
con Freud y Darwin. Fuimos y somos todavía un pueblo extraviado.«

— Ray Bradbury, «Crónicas Marcianas«

Mis padres crecieron en un mundo en el que los suyos habían matado a Dios. A pesar de ser un país conservador y creyente, México no pudo resistir el avance de la ciencia y tecnología, y el que la maldad humana hacen que el mundo no tenga nada de divino. Así, México es como es y está porque así quiere estar. Nuestras desgracias son por una incapacidad cultural para aceptar nuestra incapacidad tecnológica. Nuestra desidia ante éstas se convirtió en una causa que los demagogos abrazaron como «identidad» o «soberanía» nacional.

Crecí en una era en la que padres resentidos trataron de aflojar la estricta disciplina del respeto a los mayores. Pero, quienes se aferraban a ella creaban monstruos. La lucha por la libertad de la década de los 60 fue la culminación de esos esfuerzos liberadores y desde entonces no hubo vuelta atrás. La generación de nuestros padres se volvió muy permisiva y así fuimos criados. Pero, en lugar de limitar esa libertas mi generación buscó más y creó tecnología para ello.

Hoy se habla de derecho y libertades desde edades en la que los individuos no tienen mayor idea de lo que es la libertad y menos entender qué es el libertinaje. Edades en las que no han vivido lo suficiente y ni se les ha preparado adecuadamente para distinguir entre el bien y el mal. La tecnología les ha dado foros a todos ellos en lo que comparten su visión de la realidad y buscan hacer creer a otros de lo correcta o innovadora que ella es.

Hoy, la generación de mis hijos empieza a integrarse al poder, producción y la vida civil activa. Han crecido bajo el cuestionamiento de muchas cosas y causas, y con la creencia que tenían derecho para ello desde antes de entender qué es lo que les concedimos.

Les concedimos una enorme responsabilidad, un enorme peso sobre sus hombros les fue depositado desde muy pequeños; ellos nunca lo supieron pues no tenían la capacidad para ello. Tantas libertades y tolerancia, tanto miedo a reprimir, reprender y sancionar lo que no está bien so pretexto de la individualidad, la libertad de expresión y el derecho de cada uno a hacer lo que le venga en gana. Todo ello ha creado una generación que ve y cree que lo que ve en YouTube, redes sociales y la WWW es una fuente inequívoca de verdad y sabiduría. Y puede serlo, pero uno debe saber verla, de otra forma no aporta nada más que una inseguridad y una insatisfacción por no entender y no aceptar reglas que creen sólo les limita.

Hoy les identificamos como una generación de cristal que no quieren trabajar, obedecer ni aprender. Quieren que se les trate como adultos cuando no han sabido ser niños, quieren una vida buena pero no saben que deben trabajar por ella, ni como hacerlo; es una generación condenada. Pero, como sabemos y entendemos estos ciclos, vendrán tiempos difíciles, vendrán épocas duras y esa dureza traerá individuos fuertes.

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