De la fecha de publicación de la última entrada de esta serie a este momento, muchas cosas han pasado. He tomado algunos cursos para mantenerme activo (un par de ellos ya no los concluí, pues la continuidad dada de mi parte no fue la adecuada y preferí «cargar a pérdidas» y aprender bien los temas de estos en lugar de tratar de generar algo que me diera un certificado que no amparaba algo verdadero). He aplicado en muchos, muchos avisos de posiciones relacionadas con inteligencia artificial, aprendizaje automático y ciencia de datos. Adicionalmente he recibido propuestas de varios reclutadores (aproximadamente un tercio o la cuarta parte de la cantidad de solicitudes en las que he aplicado).

Estos procesos son engorrosos sin lugar a duda, pero uno aprende muchas cosas y conoce a mucha gente, de todo el mundo. Diría que principalmente de Sudamérica, India, Estados Unidos y Europa (por alguna razón, he sido contactado por cuatro reclutadores polacos). Así que, algunas entrevistas han sido a las 5 o 6 de la mañana.
No recuerdo si ya lo llegué a mencionar en esta serie de entradas pero uno debe hacerse a la idea de que de 10 solicitude enviadas o en las que uno ha aplicado, sólo dos prosperarán a una entrevista inicial (sí, es una medida empírica, con base en mis experiencias pero me siento cómodo y seguro de la proporción dada). Usualmente esas dos entrevistas iniciales darán lugar a una segunda entrevista técnica o alguna prueba de codificación o conocimientos en alguna plataforma de examinación. Algunas entrevistas técnicas llevan un ejercicio de pair programming (que a mí, en lo personal, detesto).
Las pruebas y entrevistas técnicas, uno a veces las pasa, otras veces no. Aún cuando son pruebas enfocadas y orientadas a la posición en la que uno aplica, en volumen de conocimiento a tener para garantizar un éxito en todas ellas, es difícil acumularlo. Alguna vez leí por ahí acerca de los requisitos que buscaban para un backend developer y, en un comentario o respuesta de alguien, se señalaba que no era a un individuo a quien buscaban sino a todo un departamento de IT.
En LinkedIn llegué también a leer la opinión de un reclutador sobre el actual proceso de selección para personal de alta especialización en IT. Este reclutador recalcaba la necesidad de entender que los recursos que se buscaban eran personas y no cosas a las que podía desecharse sin mayor explicación o a las que se podía tener esperando por mucho tiempo sin una respuesta. Algunos de quienes comentaron el artículo compartían sus «historias de terror» de reclutadores «algo agresivos», molestos por lo que uno pudiera expresar como expectativa salarial o por el hecho de que hubieran optado por alguna otra alternativa al no tener respuesta del primero durante tres meses.
A este respecto y continuando con lo expresado dos párrafos atrás, en esta ocasión me he topado con procesos de selección más largos (hasta cinco entrevistas, contando la de screening, en contraste con las dos o tres que experimenté en el pasado). Como mencioné en un post previo de esta serie, el mercado de ciencia de datos y machine learning se ha abaratado; lo que hoy paga más es gen AI y es en lo que he estado buscando aplicar, pero ello también conlleva saber más cosas.
Sin embargo, el conocimiento no es garantía de éxito. Aún cuando uno pase la entrevista o prueba técnica, aún cuando uno llegue a la entrevista final, no hay garantía de contratación, pues es difícil darle gusto a todos. Uno puede tener experiencia y conocimiento técnico, pero puede uno fallar al expresar intereses o aptitudes.

Leía un caso en ReddIt de alguien expresando su frustración por haber expresado una idea u opinión muy propia (aunque quizás orientada a lo que el entrevistado pensó era lo que el entrevistador quería oir) y que le costó obtener un empleo después de mucho tiempo de aplicar en vacantes, invertir más tiempo en una de la que obtuvo respuesta y llegar a la última entrevista para ser rechazo por esa opinión.
Tratándose de entrevistas laborales enfocadas a experiencia, aptitudes «blandas», culturales o gerenciales, nunca habrá una respuesta correcta y sí muchas malas. Me refiero a que una respuesta que no sea la que el entrevistador espera (sin importar si es total, parcial o nada correcta y más cuando éste ha dicho que no hay «respuestas buenas o malas» sino que sólo dese conocer más del candidato, su historia, cómo se desenvuelve y cosas así) puede dar al traste a todo el camino seguido. Un camino que seguramente llevó un mes o más recorrerlo, y ni modo, a volver a empezar.
Adicionalmente, también es frecuente que en este camino uno se encuentre con dificultades incluso fuera del alcance del reclutador, como que la posición fue cancelada, la vacante fue puesta en pausa, o que algo cambie a lo inicialmente ofrecido, la descripción del puesto, o las responsabilidades iniciales (por ejemplo, en lugar de ser completamente remota, el empleador prefiere que sea presencial; el que se requirirán hacer viajes frecuentes cunaod inicialmente se dijo que no; que no se tendrá personal a su cargo y él solo deberá arreglárselas). Incluso, como me ha llegado a pasar (y es la primera vez), el que uno pase todas las pruebas y entrevistas para ser simplemente agregado a un stock de recursos en espera de un proyecto o cliente al cual poder ser asignado para, entonces, ser contratado.

