Reflexiones de un Profesor de Maestría (34)

Esta serie de posts se quedó en el olvido por más de un semestre. Aquí lo retomo y trato de traerlo al día de su revisión (que puede no ser el de su publicación, pues ya hay encolados varios otros que saldrán antes).

Tras el inicio de un nuevo semestre, el cuerpo académico buscó dar continuidad al replanteamiento del programa de la Maestría en Informática de la UPIICSA. El final del que le antecedió (hablo del semestre) trajo la retroalimentación de algunos alumnos.

Muchos expresan su decepción por no encontrar en éste algo que les ayude en su vida profesional de forma más directa, muchos otros por sentirse invalidados por los docentes y muchos otros por no encontrarle sentido o utilidad a las clases que reciben. Por ejemplo, uno de ellos me comentaba que aún desempeñándose como líder de proyecto y el haber llevado a buen término muchos proyectos en su empleo, reprobó una materia relacionada con la administración de proyectos informáticos (impartida por alguien— hasta donde sé —sin mucha experiencia profesional en el tema; el alumno mismo considera que su experiencia profesional— y su certificación como PMI— le respalda al respecto). La típica visión antagónica cuando el alumno cree saber (o realmente sabe) más que el profesor. Alguien más del cuerpo académico también me compartió el haber recibido retroalimentaciones similares de alumnos que declaraban no estar interesados en «hacer ciencia» sino en adquirir conocimientos y habilidades para poder hacer mejor su trabajo y ser mucho más competitivos en el mercado laboral.

Al respecto de lo que los estudiantes esperan para su quehacer profesional, no puedo evitar que lo manifestado me lleve a recordar esa crisis que se vivió con muchas publicaciones que inicialmente tuvieron mucho éxito cuando inició la computación personal y casera. Publicaciones que incluían código y proyectos que cualquiera con un computador podía realizar y que fueron reemplazadas por publicidad y revisiones de software comercial. Uno dejó de hacer para simplemente usar.

En aquel periodo vacacional (que precedió al inicio del semestre que menciono al inicio), comencé un curso de desarrollo de software para iOS (que al momento de liberar este post ya he abonado a «fracasos»— lo abandoné —) y, por requisitos de mi actual empleador, también debí buscar la preparación para aplicar por una certificación de Google (una de las muchas que tiene; y mi empleador me pedía obtener dos en el último semestre de ese año). En el material de ese curso abandonado y de los necesarios para prepararse para la certificación con Google, encontré temas y contenido que nuestro actual programa académico (y menos en el que se propone) ni soporta ni contempla, y que hoy son indispensables para esa competitividad que mencioné antes.

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