Sobre la determinación de cambiar de 10 A a 30 A, ¿cómo llegué a ella? Bueno, este fue el razonamiento seguido.

Para empezar habría que preguntarse cómo es que se llegó a la determinación de colocar inicialmente un disruptor de 10 A. Podemos suponer que fue algo calculado y razonado acorde a lo que en 1974 existía (fecha de construcción del edificio): televisores con cinescopios, refrigeradores, lavadoras y hornos de microondas. Computadoras, pantallas impresoras y cosas de nuestra vida digital no existían.
Podemos asumir que bajo un cálculo (aunque no sabemos si fue mínimo o promedio) alguien determinó diseñar o designar el cableado eléctrico de los departamentos para 10 A. Claro que también podemos asumir que la constructora simplemente tomó el menor valor de los disruptores en el mercado para maximizar ganancias.
Al inicio de la estancia en el departamento, notamos y aprendimos que conectar la lavadora, junto con el microondas (muy posiblemente mientras el refrigerador funcionaba) terminaba por disparar el disruptor. Por lo que 10 A parece haber sido un cálculo muy somero y bajo. Con el tiempo y cambio de algunos aparatos, cada vez «más ecológicos», estos eventos se volvieron rarezas.
Cuando adquirí la UPS que ya he llegado a mencionar, a fin de determinar si era la adecuada, sumé los watts/hora que indican los dispositivos que consideraba conectar. La mayoría de estos indicaron dicho consumo, había algunos que no, pero al ser dispositivos pequeños o de uso ocasional muchos de ellos los consideré dentro del margen que daba la diferencia de la suma y el máximo soportado por la UPS. Algo similar ocurre con el amperaje, algunos aparatos lo indican otros no pero este dato parece más esquivo que el de los watts/hora. Como señalé antes, me parece que 10 A no es lo adecuado para un entorno habitacional y alguien me sugirió considerar entre 20 y 30 amperios.
Por otra parte, en la actualidad muchos de los dispositivos domésticos, especialmente los digitales, recurren a un eliminador de corriente. Muchos de ellos, además, los conectamos usando una barra multi contacto (que siempre he procurado comprarlas con supresoras de picos o protección por sobrecarga), lo que podría considerar un primer nivel de protección. Adicionalmente, muchos de los eliminadores de corriente son inductivos, que podríamos considerar como un segundo nivel de aislamiento. De todos estos, los más costosos y más frecuentemente activos están conectados a la UPS y a reguladores de voltaje (por ahí tengo pendiente adquirir una segunda UPS, por cierto).
Los dispositivos de mayor consumo de corriente, para los que no se puede usar una UPS ni regulador domésticos (refrigerador, lavadora, impresora, hornos de microondas, horno eléctrico) están directamente conectados a los tomacorrientes. Si considerar que 10 A no era lo adecuado, entonces ¿cuál debería de ser el aumento apropiado? Claro, de forma similar a la determinación de watts/hora, hice un recuento de los amperes consumidos por aparatos y dispositivos pero muchos de ellos no lo indican.
El cambio a 30 A significa que permitiré que a la red eléctrica del departamento entre una mayor carga y el disruptor sólo se activará al superarla, lo que podría implicar un riesgo para algunos dispositivos. Pero, como ya mencioné, la mayoría de los dispositivos digitales están al menos con un eliminador y me preocupan más las fluctuaciones o desconexiones. A lo largo de mi vida me ha tocado observar muchos daños provocados por intermitencias en la energía eléctrica o su corte abrupto. Ninguna por sobrecargas (claro, seguramente gracias a las cajas de fusibles). Así que consideré que 20 A me dejaría un margen más estrecho y opté por hacer el cambio de la pastilla termo magnética a 30 A.

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