Por supuesto que el producto nunca llegó. Llegué a tratar de contactar a la tienda, con un buzón en el dominio de Gmail (lo que me terminó de convencer que fui víctima de una estafa). Poco después el sitio web desapareció. Pensé en desconocer la compra pero ya habían pasado más de 60 días y por la cantidad preferí abonar a pérdidas. Tiempo después llegué a encontrar otro sitio web con un catálogo similar (e igual irrisorios precios). Igual, un buzón en Gmail para la atención a clientes, por lo que uno puede bien pensar que se trata ya de un grupo dedicado con una estrategia establecida.

Ya he relatado varias experiencias que he tenido con otros intentos de fraude. Revisando esos relatos y algunos otros relacionados veo que en realidad no ha cambiado mucho el asunto en términos de seguridad. Los mensajes de phishing destacan por su ingenio. No es mero spam que es enviado «a ver quién pica.» Hay cierta lógica detrás y un soporte tecnológico para aparentar ser algo del negocio siendo suplantado, así como una estrategia que implica que gente de aduanas, las mensajerías, el servicio postal o alguien en la cadena de envío se pone a «cosechar datos» para enviar los mensajes. Hay mayores probabilidades de que alguien caiga en el engaño si este se encuentra esperando un envío a recurrir al spam (que maximiza la posibilidad de denuncias).

A últimas fechas me han llegado muchos de estos mensajes, dada la temporada navideña y la necesidad de hacer compras. Llegué a recibir mensajes suplantando a DHL cuando esperaba recibir un envío que hizo uso de los servicios de esta empresa, e igualmente con uno reciente que hacía uso de Estafeta. A diferencia de Estafeta (que es mexicana), DHL se toma más en serio el problema y ofrece un enlace en el que se puede hacer un reporte del evento. Estafeta es un chiste en esto.