Comprando por Internet (3)

En estos diez años, he hecho muchas compras por Internet. Realmente han sido pocas las que no han resultado como esperaba. De ellas, dos o tres de ellas han requerido que desconozca la compra o llame al banco para solucionar el problema (y hace más de diez, incluso, llegué a cometer un error desconociendo una compra legítima cuya descripción y nombre del negocio me confundieron inicialmente pero reconocí el error y el banco hizo lo propio). Hasta donde recuerdo los bancos siempre han fallado a mi favor.

A pesar de mi preferencia por las compras en línea, realmente no fue hasta hace tres años que empecé a hacer uso de las plataformas de compra y servicios como Uber y Amazon. Han sido pocos los reclamos en ambas y por lo general han sido satisfactorios los resultados. Así como a hacer compras considerables (en monto y cantidad) en las tiendas de Apple (la App Store y la Apple Store).

Hace dos años llegué a tener problemas con el Duolingo. En esta aplicación uno puede comprar «gemas» para poder extender la duración de algunos ejercicios. Si bien hice varias reclamaciones al respecto por compras no reconocidas (de hecho compras que yo no hice), y la App Store me dio la razón, hubo un momento en que esto se volvió muy frecuente y empecé a recibir negativas. Así, mejor opté finalmente por «cerrarle la llave a la aplicación» quitándole el permiso para hacer compras y frenar lo que a mi parecer era un bug o algo con malicia deliberada.

Con Uber (tanto para los viajes como para la comida con Uber Eats) he tenido, creo yo, más reclamos pero hay una preferencia muy palpable por darle la preferencia al cliente, por lo que todas ellas han procedido de una u otra forma a mi favor. A veces, sin buscarlo, obtengo un reembolso. En otras, buscando sólo el que se me escuché sobre un negocio que no debería estar operando por abusivo, sólo tengo una respuesta en la que me dicen lo verán con el negocio (aunque bien puede ser sólo «atole con el dedo» pero a diferencia de otros servicios, como los bancarios, recibir una respuesta en la que le dan a uno la razón es suficiente).

Con el caso de Amazon parece que hay un curioso estado al que éste ha llegado. Un estado en el que es más barato cargar a pérdidas que el buscar «hacer bien las cosas.» Algo que el mundo ya ha notado (ver tuit incrustado)

Yo ya había notado el número de personas que llevaban productos a devolver a las mensajerías . Y al ser algo notorio significa que llegó a un número importante, creo justo a lo que el artículo del tuit citado arriba se refiere, pero no lo había vivido hasta hace poco.

Con motivo de los regalos navideños, uno de ellos salió malo (no funcionaba adecuadamente). Me sorprendió ver el que las opciones de devolución incluyeran el reemplazo del producto por otro (acostumbrado estaba a que se hiciera la devolución del dinero), y más sorprendido a que la devolución llagar al día siguiente de haber cumplido con el proceso de solicitarlo y llevar el paquete a la mensajería. Desafortunadamente el reemplazo resultó… fraudulento, recibiendo un objeto que nada tenía que ver con el objeto de la compra inicial (pudo ser un error pero creo que aquí alguien en la cadena de producción quiso pasarse de listo). Volví a hacer la devolución y solicitar el reembolso. Está en proceso aún.

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