La primera parte de esta serie (que no fue pensada como inicio de una y fue escrita en una época en la que no pensaba en éstas ni elaboraba series de posts) la escribí hace más de 10 años. Ese post estaba más orientado sobre el contexto y ciertas reflexiones (apelando más al sentido común que a un conocimiento técnico) en torno a la relativa seguridad sobre las «compras por internet» contra ese temor irracional y generalizado que representa, invariablemente, la «compra a ciegas» de una «compra por catálogo» (sea por correo, por un agente o por internet)1.

Tras una década de desenvolvimiento, las cosas han cambiado mucho en la aceptación del uso de servicios de comercio electrónico, así como el contexto y mecanismos de seguridad, pero realmente es poco lo que se ha conseguido a este respecto para poder dar una mejor garantía sobre el proceso y su resultado, en comparación a lo que percibimos hace diez años.
Si bien en este periodo he llegado a escribir de varias experiencias relacionadas con la seguridad informática, comercio electrónico, servicio a clientes y algunas experiencias al ser o casi ser víctima de ciertos ilícitos, lo cierto es que ha sido poco en comparación al uso que he dado de los servicios relacionados, por lo que creo podemos inferir un buen nivel de seguridad. Sin embargo, quiero registrar un par de eventos ocurridos en un breve periodo de tiempo y al buscar dónde colocarlos extender aquel post de hace más de una década me ha parecido lo más adecuado, agregando un post por cada uno de ellos.
Referencias
- Eduardo René Rodríguez Avila, «Comercio Electrónico I. Nacimiento y Desarrollo,» UPIICSA. Tecnología, Ciencia y Cultura; México, Año XI, Vol. IV, No. 31, Nueva época; enero-abril 2003, pp. 2-7. URL: https://www.researchgate.net/publication/266968004_Comercio_Electronico_I_Nacimiento_y_Desarrollo.
