
El final del sexenio de López Obrador estuvo marcado por la relación que se hizo de éste con el crimen organizado y la acumulación de señalamientos acusando una complicidad que se remontaba a sus campañas por la búsqueda de la presidencia. 𝕏 (antes Twitter) tuvo como tendencia en México hashtags sobre esto por mucho tiempo. López Obrador sólo puede ahora esperar a que el tiempo haga olvidar todo esto. Yo lo dudo, su lugar en la historia de México y el mundo irá de la mano con estas acusaciones.
Es por todos conocido el berrinche que AMLO hizo tras su derrota electoral en 2006, poniendo un plantón en Reforma y el Zócalo (que tuvo que ser retirado ante la amenaza de que el ejército les pasaría por encima para el desfile del 16 de septiembre), así como la simulación de declararse presidente legítimo en una ceremonia en el Zócalo. Muchos consideramos en su momento que sólo era algo que sus seguidores (o él mismo) hacían para calmar el ego de «El Cacas» pero a la vista de las revelaciones, bien pudiera haber sido para calmar a sus mecenas y evitar cobros de dinero (y favores) recibidos.
Felipe Calderón tomó la presidencia hace poco más de 18 años (al momento de escribir esta entrada), tiempo que López Obrador anduvo en campaña criticando todo lo que Calderón hacía. Receta que repitió con Peña Nieto (cuando volvió a perder las elecciones). En esos 18 años siempre dijo tener soluciones y saber como lograr lo que Calderón o EPN no lograban o (según él) hacían mal. Finalmente, López Obrador obtuvo la presidencia y nos mostró el fraude que siempre fue.
En sus 18 años de campaña, acusó a todo el que podía acusar para poder llamar la atención del electorado. Al inicio de su gestión a nadie sorprendió que culpara a Calderón de los problemas del país, incluso también a la gestión de EPN. Estas acusaciones fueron por tanto tiempo el sustento de su base política, de su discurso, que terminó por creerlas y considerarlas una verdad histórica aceptada por todos. Conforme avanzó el tiempo y su administración, de ahí no salió.
Pese a que tuvo la oportunidad de hacer un cambio, de demostrar que efectivamente tenía soluciones, fracaso tras fracaso continuó justificándose por un país heredado de Felipe Calderón. Mientras, la ciudadanía se cansaba de esos pretextos, sin entender del todo el porqué de la obsesión de López Obrador con Calderón. Muchos la achacan a la derrota electoral del 2006 pero esa obsesión por culpar y tratar de fincar responsabilidades a Calderón no se limita al narco ex presidente, incluye a muchos de sus colaboradores, y la razón es porque Calderón lo expuso a todos ellos como farsantes más de una vez, siendo la más notoria aquella de «las cajas vacías«.
Así, durante todo su sexenio, lo que parece era su objetivo principal, buscó revertir el daño causado por Calderón a su imagen. Desde los primeros días de su gobierno, continuó con esa cómoda fórmula que lo liberaba a él de toda culpa o responsabilidad por lo que no pudiera lograr. No le importaba que el electorado comprara o no esos pretextos, para él eran suficientes y eso bastaba.
Después de su mal gobierno, la títere que le sucedió también continúa culpando a Calderón y así busca respaldar y justifica al narco ex presidente de todo lo que tuvo que enfrentar, lo que no pudo superar y de los problemas que ambos enfrentan (en los que no nombra a sus violentos socios silenciosos). Resulta curioso cómo es que sus más fanáticos seguidores también han comprado estos pretextos.
En Quora un usuario comentaba una respuesta que di a favor de la gestión de Felipe Calderón ante la de López Obrador. El comentarista señaló que Calderón pudo recurrir a esa «guerra contra el crimen organizado» para acallar el ruido constante de ilegitimidad promovido por López Obrador y su pandilla, como una acción de autoridad y fuerza de su gobierno al implicar el respaldo del ejército. Bajo esta perspectiva, de ser correcta la suposición, podría decirse también que parte de esa herencia de la que tanto se queja López Obrador es en parte suya (algo así como ese círculo entre Batman y El Guasón, siendo este último López Obrador).
