Reflexiones de un Profesor de Maestría (33)

Elon Musk dice que la mayoría de los trabajos académicos son inútiles. Y sí, la mayoría de los trabajos académicos son poco útiles dada la redundancia que implican. La gran mayoría de estos trabajos sirven principalmente para su autor o sus autores, a fin de reunir los puntos necesarios para demostrar su «productividad» o para cumplir con los requisitos de algunos programas académicos. La enorme cantidad de publicaciones con la que terminamos inundados es la consecuencia de «ese sistema perverso» al que Freeman Dyson hace referencia.

Ante esto, no queda de otra que aceptar que (en términos de descubrimiento e innovación) la mayoría de los académicos somos mediocres, como lo son por definición la mayoría de las cosas en estos términos. Pero, el problema no es la mediocridad y la inutilidad derivada de ésta, el verdadero problema es la insistencia en que justificar una utilidad bajo medidas que los evaluadores ni entienden y en las que ni son capaces de participar. La justificación de usar estas medidas son muchas veces de índole comercial (que ha conducido a la academia a verse obligada a justificarse en un concepto de productividad que ha sido usado para fines comerciales y no académicos) y que, al final, se reduce a una pseudo productividad sin sentido.

No soy exactamente aristotélico pero creo que toda ética en este tema parte del pensamiento de que hay cosas que son útiles porque producen algo que es útil, y ciertamente hay cosas que son útiles por sí mismas. Yo creo que todo conocimiento es útil y no hay utilidad vana; sólo aquel conocimiento que no se usa se vuelve inútil. Desafortundamente, la importancia que se da a muchas cosas en las que se trata de ponderar dicha «utilidad» trae muchas consecuencias funestas.

Una de ellas es el que que pareciera que ya no es posible que un profesor ejemplifique una vida reflexiva en la enseñanza a sus alumnos (para que ellos sean reflexivos también) a partir de sus experiencias y conocimiento acumulado. Ya no se reconoce la verdadera utilidad de la transmisión de experiencia. La academia se ha volcado a un criterio en el que la publicación de trabajos es el objetivo, no lo que estos consiguen.

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