
Una breve nota sobre la «conchudez» de algunas personas hoy en día. Resulta que recibí un paquete de Amazon. Mientras lo recogía, el repartidor me decía que me dejaría el de otro vecino (uno que no tengo el disgusto de conocer), que había hablado con él y que luego pasaría por el paquete. Le dije que no y éste puso cara de sorpresa. Parece que es algo a lo que no están (o éste no lo está) acostumbrados a que pase.
El repartidor empezó a soltar una retahíla de pretextos: que se lo maltratarían al regresarlo y almacenarlo, que tardarían de 15 a 20 días en devolverlo, que si al menos se lo recibía y lo dejaba en «en recepción» (en este caso el escritorio del conserje, que por cierto está de vacaciones), en fín. Lo que quería era deshacerse del envío.
Mi justificación fue que no conocía al sujeto, que no sabía que recibía y no podía hacerme responsable de ello. Ya saben que (y en esta época principalmente) uno puede andarse metiendo gratuitamente en problemas por estos favores. Aunque en parte así fue, la verdad es que me molestó más la conchudez del vecino y la irresponsabilidad del repartidor. ¿Cómo andar dejando un pedido así nomás? Hay países en los que dejan los pedidos en las puertas y es poco probable o imposible que lo roben. Aquí es México y es todo lo contrario. No sólo a uno «lo empiezan a agarrar de su puerquito» sino que además uno puede terminar con problemas (por decir lo menos), así que es mejor ir fijando la posición de uno.
Claro, esto es relativamente regular que ocurra, me refiero a que el destinatario de una entrega no se encuentre, y ya han habido problemas por ello. Mi esposa y yo optamos por solicitar a la administración del edificio que el conserje ya no recibiera entregas a nombre de algún otro condómino pero hubo vecinos que les pareció una afrenta tal solicitud, por lo que nosotros optamos por indicarle personalmente a éste que, en nuestro caso se abstuviera de frecibir paquetería y correspondencia certificada. Desafortunadamente, al sujeto se le olvida; tiene una particular propensión «a quedar bien» o «buscar agradar» y, pese a las solicitudes, recibe todo lo que le dejan. Sólo cuando hay algo costoso le recuerdo nuevamente que no lo reciba porque debo validar el estado de la entrega.
Regresando a estos casos frecuentes, hay otros vecinos que inmediatamente que el repartidor le avisa que está afuera del domicilio, pone una solicitud en el chat condominal pidiendo ayuda en la recepción del envío. Bajo este proceso y cortesía, es difícil negarse (y claro, los temores disminuyen). Pero, éste no fue el caso. El conchudito vecino simplemente le pasó el changuito al repartidor y éste buscó pasármelo a mí. Pero no pudo. Pienso que el vecino pudo hacer varias cosas para tener la cortesía de pedirme su ayuda. No lo hizo, no la hay.
