Creando flujo (2)

Como escribía en la entrada previa a esta entrada, busco formarme una disciplina y hacerme de un método que me permita «crear un flujo en el quehacer de las cosas». Algo que me permita lidiar con el caos de la entropía y la indisciplina de la procrastinación. Ayer comentaba con alguien por Whatsapp sobre mi insistencia para poder agendar algo y me quedé pensando en ello (sobre la insistencia), sobre el orden que busco tener en la administración de mi tiempo.

La semana que termina fue particularmente intensa por varias cosas. Primero, terminaba con el proyecto asignado en mi actividad profesional (y uno nuevo ya empieza a colocarse, teniendo ya material de lectura y cosas por explorar… como si uno no tuviera cosa que hacer), inició un nuevo semestre en la UPIICSA, tengo una enorme entropía (léase pendientes por hacer y postergados… personales y académicos), debí buscar re agendar algunas cosas ya calendarizadas (con el riesgo de no lograrlo) y estar en casa para poder recibir algunos pedidos hecho hace tiempo. Pese a lo caótico que puede sonar, logré que todo fluyera sin contratiempos, y la sensación que uno logra con eso es invaluable. Es la sensación que busco tener siempre con la administración de mi tiempo, que cuando no la consigo… es un desastre.

Dentro de esos pensamientos, vino el recuerdo de una entrevista que vi ya hace mucho tiempo por TV y en la que un astrónomo respondía lo «bonito que era ver como los modelos matemáticos» encajaban o explicaban algo. Creo que esa sensación de la que hablaba el entrevistado no sólo se limitaba a la científica sino que se extiende a un control que se transforma en poder y, ambas, son una fuerza enormemente motivadora para hacer las cosas.

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