Mi disgusto con «Dolce Gusto» (13)

En una entrada pasada de esta serie, describía el cambio que Nestlé implementó en su tiendita digital eliminando la «entrega express» del mismo día. Terminaba esa entrada señalando como este cambio, presentaba un enfoque más realista sobre la entrega de los pedidos y no provocaba disgustos por incumplimientos. Hace poco volví a hacer un pedido la única opción de entrega es de 3-5 días. Aunque esto pudiera parecer malo, hay algo curioso en el asunto.

Como señalaba, cuando existía esa opción de entrega en el mismo día, de entre todos los pedidos que llegué a hacer, creo que sólo o uno o dos se cumplieron en el plazo ofrecido. Provocando reclamos y quejas de mi parte. Desde que quitaron esa opción, curiosamente, los pedidos me han sido entregados al siguiente día. Inclusive en este último, que se ofrecía para ser hecho entre 3 a 5 días.

Es curioso observar el cambio de muchas cosas con algo tan simple. Cuando se ofrecía hacer entrega el mismo día, a cambio de invertir más dinero en la compra, resultaba frustrante y molesto que la empresa no lo cumpliera. ¿A qué nos lleva esto? Quejas, mala percepción del cliente. Ciertamente había dos factores fuera del control de la empresa: el banco, que debía acreditar adecuadamente el pago del pedido (y que aunque se hiciera con tarjeta de crédito tomaba tiempo (hasta toda la mañana de un día laboral); y la mensajería, que traía ya su logística y tiempos de entrega.

Se elimina la «entrega express» dejando opciones más alineadas con lo que pasa en la realidad y la dinámica comercial mexicana. El vendedor puede cumplir su parte sin presiones, a su propio ritmo y reduciendo errores provocados por prisas. Permite que el banco opere a su velocidad y se da margen para que la mensajería cumpla. Veamos que el vendedor es el que da la cara en todo momento por los otros dos participantes del proceso.

La experiencia muestra que este proceso toma en forma reglar dos días hábiles. Indicar que toma de tres a cinco permite tener margen de maniobra ante cualquier eventualidad, cubrir a toda la República Mexicana con una sola medida, evitar alterar colas de servicios (o tener más de una) y reducir los puntos de control. Muy posiblemente, todo se reduzca a un solo flujo de trabajo (el único que desde un inicio debió establecerse), que ahora opera de manera más fluida. Imaginemos que así es todo esto y que los únicos cambios fue el quitar el ofrecimiento de distintos tiempos de entrega y lo que se implementó para darles cabido. Ahora tenemos el aviso de que la entrega de hace en un tiempo que puede no ser el de la rapidez que uno quisiera, pero al no haber otros con cierta reluctancia se toma. Cuando el pedido llega antes de ese tiempo, ¿qué pasa? El cliente feliz por recibir su entrega antes de lo esperado y un pensamiento de reconocimiento al vendedor por actuar con mayor celeridad. ¿Ven como todo cambia?

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