
Recientemente escribí de un encuentro fortuito con personal que da mantenimiento a las máquinas de BioBox. Le comenté sobre la posibilidad de que la máquina de reciclaje pudiera aceptar cápsulas de café. Me comentó que eso se hace con base en las indicaciones de «Dolce», y habamos de las «dos más cercanas»: una sobre el eje Baja California, cerca de una salida del metro Hospital General (una salida poco frecuentada de hecho), y la que está en la Plaza de Cibeles (que supuestamente fue seleccionada porque ahí pasa mucha gente).
«Cercanas» es un decir. Requieren más de 10 minutos de caminata para llegar a ellas. Sí, imagino que no faltará el ambientalista que diga que 10 minutos es poco por el bien de ayudar con programas de reciclaje, y bla, bla, bla. Pero, considérese que son 10 minutos de ida, llevando tu basura, y que posiblemente serán otros 10 minutos de regreso, muy probablemente cargando la basura ante la constante de fallos de estas máquinas. Caminar de una de ellas a la otra simplemente no es una opción (podría usar el auto para ello pero no veo ninguna relación costo-beneficio en ello). Ya es muy frustrante cuando debes ir a la que tienes cerca de casa y encontrar que no funciona.
A esta persona, le hacía ver que aquella donde nos encontrábamos estaba al lado de un lugar donde se vende dicho producto (y que en ocasiones se agota), lo que señala que hay muchos consumidores en los alrededores. Creo que la selección de las máuinas de BioBox por parte de Dolce Gusto refleja una mala estrategia. Ojalá y Dolce Gusto publicara datos de las recolecciones que hace. Yo considero que su «campaña de reciclaje» es meramente para «tapar apariencias» ante las atoridades. Esta persona me comentó que Dolce hace sus seleccoines por una supuesta candidad de gente que espera pase por el lugar.
Creo que la que está al lado del Sumesa en la esq. de Chiapas y Yucatán en la col. Roman Norte, en la CDMX, tendría una buena recaudación. Todo apunta a ello.
