De trámites, ecología y actitudes laborales

Como muchos negocios y ciudades, la Ciudad de México y sus gobiernos han buscado mover muchos de sus trámites y servicios al entorno digital. No sólo son muchos los servicios y trámites que hoy se pueden ya realizar a la par por la web y portales bancarios, sino que hay muchos que ya sólo a través de la web pueden hacerse.

Uno de estos últimos es el de la certificación de pago de tenencias. El cual ya sólo se hace en forma electrónica y debí recurrir a éste para hacer la correspondiente renovación de una tarjeta de circulación. Desafortunadamente, no encontré el recibo de pago de una de  las tenencias y debí recurrir a obtener el certificado de pago pues, muy mañosamente, el gobierno no tiene forma de reponer comprobantes de pago, y hay muchas situaciones (además de que el contribuyente la pierda) por la que debería existir esto (por ejemplo, que el browser se cuelgue o se pierda el enlace a internet).

Resignado fui a preguntar por el trámite. El empleadillo en la ventanilla de informes se limitó a responder que eso «era por interné y ya nada se hacía en la Tesorería).» Lo más difícil del caso fue ubicar donde estaba el trámite en la caótica página de la Tesorería de la CDMX. El resto ya es proceso conocido. Con los documentos y sus copias acudí al trámite y en menos de 30 minutos ya estaba afuera.

Viendo el proceso y haciendo cuentas, tan sólo en la CDMX se deben recibir miles de hojas en copias de documentos para este trámite. Imagínense la cantidad de papel que se gasta por todos estos trámites en el país. Se podrían «salvar muchos árboles» si se dejaran de pedir tantos papeles. Así como lo hacen en la Verificación, podrían validar que lo que se tiene registrado en sus sistemas corresponda con aquella que aparece en la identificación de quien hace el trámite, así como el si está regular en sus pagos de lo que fuera. Pero no se hace así. Se mantiene la mentalidad de demostrar que uno es quien dice ser y de que el vehículo está en regla y al corriente del pago de derechos (aunque esto al final no importe del todo pues no pueden, por sólo los comprobantes, tener la seguridad que no es así). Al final ellos cotejan contra sus sistemas. ¿Que hará el Gobierno de la CDMX con tanto papel? No lo guarda, eso es un hecho. Seguro lo empacan y venden. Ni siquiera lo deben destruir (por aquello de la confidencialidad).

Curiosamente hay otro caso contradictorio. En agosto pasado conminativo de las inscripciones, debí acudir a una secundaria para ver el proceso correspondiente para mi hijo menor. Obviamente solicitan Acta de Nacimiento, la cual ahora además, es posible obtenerla en línea, sin necesidad de acudir al Registro Civil. Adicionalmente, al parecer, desde hace tiempo que las actas de nacimiento están incluyendo un QR. Las que se obtienen en línea obviamente que ya lo incluyen.

Bueno, pues resulta que, dado que el diseño de las actas está muy simple, y la impresión se hace ya en un papel más común y corriente, las escuelas oficiales piden además del acta que se entregue un papel que se obtiene escaneando el QR, una documento de «certificación» o «validación» de autenticidad del otro papel. ¿Para qué tanta tecnología si ésta no entrega algo que pueda tomarse como verídica sin lugar a dudas? En lugar de ahorrar papel, estamos incrementando su uso o malgastándolo. Supongo que en un futuro cercano las escuela contarán con tecnología y equipo para validar estas cosas, peroro el momento es ridículo a lo que se llega.

Al final, ningún mexicano confía en otro.

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