En español solemos decir «negocios son negocios», y lo traducimos mal al inglés diciendo «business are business» (cuando debiera ser «businesses are businesses«, aunque para los angloparlantes la frase correcta es «business is business«).
Hace tiempo leía1 sobre las molestias que a un premio nobel le causó saber que sus ideas (por las cuales le concedieron el galardón) fueron usadas para un modelo de negocio en lugar de emplearse en modelos de ayuda social. Y similarmente a esto, mucha gente cree que «el gobierno» debe darles cosas, sin que ellos se preocupen en los esfuerzos detrás de ello. La gran mayoría de ellos no perciben lo que debe ser interpretado cono beneficencia, gratuidad, bien común o servicios sociales.
El que, por ejemplo, se cuenten con atenciones de servicio médico de excelente calidad y sin costo para cualquiera que las solicite, sin importar su nivel socioeconómico debería ser un buen ejemplo de lo que deberían ser los servicios que la sociedad misma se brinda. El problema empieza cuando este tipo de servicios son la base o se toman para establecer distinciones entre «pudientes» y «pobres».
Quienes carecen de ingresos como para acceder a servicios médicos privados, insisten en que el gobierno debe darles este tipo de servicios, y los demagogos usan este argumento muy seguido. Para ambos, consideran que quienes más tienen, no solo deben encarar su responsabilidad de pagar impuestos, sino no hacer uso de los servicios comunitarios. Quienes cuentan con una buena posición social, ven el pago de impuestos como un costo que a ellos no les reditúa en absoluto, algo que a lo más servirá para que los políticos se den vida monárquica y poco sea usado en bien de la sociedad. Aquí es donde verdaderamente empieza la desigualdad, en establecer clases entre la gente por su situación económica.
Pagar impuestos debería ser algo que aplique para todos, ricos y pobres, claro, en su debida proporción, pero debe ser visto como algo que los individuos vean como su participación en una sociedad y en reciprocidad, algo que ellos mismos puedan usar. Establecer limitantes a ello es establecer diferencias clasistas, es establecer distinciones entre «patrocinadores» y «patrocinados», entre quienes suplen y los que están mantenidos.
Aunque solemos referirnos «al gobierno», en realidad debemos considerar a «la sociedad». Debemos considerar que la sociedad es al final un organismo que consume y produce. Deberíamos considerar a la sociedad como un negocio en el que el producto y las ganancias de éste son nuestro bienestar. Todos somos partícipes, todos somos consumidores. Pero en este negocio no debemos restringir el consumo de los productos por el nivel adquisitivo, en este negocio todos pueden acceder y adquirir lo que éste produce. Algunos participaran más o menos (con sus impuestos), su ganancia personal ya está en lo que obtienen directamente en leo eu hacen para participar en la sociedad.
Referencias
- Gabriela Chávez, «La crisis, motor de oportunidad«, Excelsior, sección Dinero, pág. 10, Ciudad de México, 2011.09.22. URL: http://www.excelsior.com.mx/periodico/flip-dinero/22-09-2011/portada.pdf.

