No hace mucho llegué a mencionar algo del CVU (Currículum Vitae Único) y el fin de semana pasado me hice, finalmente, a la tarea de poner mi «CVU a punto» (relacionado también con lo que esta semana se publicó al respecto de «jugando al gato y al ratón» (post, post, post, post). Considerando que (y principalmente desde la perspectiva del CONACyT, que considera que todo aquello que no está avalado por éste en México no es ciencia— o al menos no ciencia que valga) este servicio concentra y comprende ya la información curricular de una gran cantidad de profesores, investigadores y estudiantes mexicanos, el CONACyT está subestimando y obviando la importancia de lo que ya posee.
En fin, una monserga esta actividad, dado lo lento y «burocrática» que resulta la plataforma sobre la que está montada la aplicación (PeopleSoft). Empecé un sábado
y terminé el domingo
Estoy seguro que la mayoría que no conozca esta aplicación entenderá cuando alguien escuche la flojera que da tener que meterse en ésta. Por supuesto que es una obligación y necesidad mantenerla al día para evitar prisas y carreras cuando se requiere el CVU actualizado para algún trámite o actividad, pero el CONACyT debería considerar el hacer esto más ágil y atractivo (y ya irse modernizando). Algo para lo que no sólo dé gusto entrar a actualizarlo sino para presentarlo y sacarle provecho también.
Esto último trae a colación el nuevo formato con el que se imprime el CVU. Antes era impreso con la disposición de un CV, quizás no muy atractivo pero con formato de curriculum vitae al final y que podía decirse se veía profesional. Ahora se genera en landscape (horizontal) y como si fuera una hoja de Excel o una tabla en una presentación PowerPoint. Tal vez esta última sea la descripción más adecuada, pues se imprime con un header y footer que parece más propaganda del gobierno federal que otra cosa. Además, con a disposición horizontal y organización tabular el tamaño se incrementó. En mi caso, en lugar de las 12 ó 15 páginas que ya suma mi «registro de vida» (de acuerdo a lo que pide el CONACyT), ahora… ¡se va a más de 60! ¿Quién leería un CV de 60 páginas? ¿Quien se atrevería a imprimirlo? ¿No se supone que estamos en una era ecológica y debemos salvar árboles? Y no duden que habrá lugares en donde esto lo piden impreso, aunque al final no lo usen.. ¡Ah, cierto! Pues precisamente el CIC, por ejemplo, tal como fue descrito en la serie de posts mencionados al inicio de esta entrada.
